Reina Valera 1989

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Isaías 49

1 ¡Oídme, oh costas, y atended, oh pueblos lejanos! Jehovah me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre.

2 Hizo de mi boca una espada puntiaguda; me cubrió con la sombra de su mano. Hizo de mí una flecha afilada; me guardó en su aljaba.

3 Y me dijo: “Mi siervo eres tú, oh Israel; en ti me gloriaré.”

4 Pero yo dije: “Por demás me he afanado; en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas. Sin embargo, mi causa está con Jehovah, y mi recompensa con mi Dios.”

5 Y ahora Jehovah—quien me formó desde el vientre para ser su siervo, a fin de hacer que Jacob volviese a él y lograr que Israel se adhiriera a él, pues yo soy estimado en los ojos de Jehovah, y mi Dios es mi fortaleza—

6 dice: “Poca cosa es que tú seas mi siervo para levantar a las tribus de Israel y restaurar a los sobrevivientes de Israel. Yo te pondré como luz para las naciones, a fin de que seas mi salvación hasta el extremo de la tierra.”

7 Así ha dicho Jehovah, el Redentor de Israel y el Santo suyo, al de alma menospreciada, al abominado por las naciones, al siervo de los tiranos: “Los reyes lo verán y se levantarán; también los príncipes, y se postrarán, a causa de Jehovah, quien es fiel, y por el Santo de Israel, el cual te escogió.”

8 Así ha dicho Jehovah: “En tiempo favorable te he respondido, y en el día de salvación te he ayudado. Te guardaré y te pondré por pacto para el pueblo, a fin de que restablezcas la tierra y poseas las heredades desoladas;

9 para que digas a los presos: ‘¡Salid!’; y a los que están en tinieblas: ‘¡Mostraos!’ En los caminos serán apacentados, y en todas las cumbres áridas estarán sus pastizales.

10 No tendrán hambre ni sed; ni el calor ni el sol los golpeará. Porque el que tiene misericordia de ellos los guiará y los conducirá a manantiales de aguas.

11 Yo convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.

12 He aquí, éstos vendrán desde lejos; he aquí, ésos vendrán del norte y del occidente; y aquéllos, de la tierra de Sevene.”

13 Gritad de júbilo, oh cielos! ¡Regocíjate, oh tierra! ¡Prorrumpid en cántico, oh montes! Porque Jehovah ha consolado a su pueblo y de sus afligidos tendrá misericordia.

14 Pero Sion dijo: “Jehovah me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí.”

15 “¿Acaso se olvidará la mujer de su bebé, y dejará de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque ellas se olviden, yo no me olvidaré de ti.

16 He aquí que en las palmas de mis manos te tengo grabada; tus murallas están siempre delante de mí.

17 Tus edificadores vendrán aprisa, y tus destructores y desoladores se irán de ti.

18 Alza tus ojos alrededor y mira: Todos éstos se han reunido y han venido a ti. ¡Vivo yo, dice Jehovah, que con todos ellos te vestirás como si fueran joyas! ¡Y con ellos te adornarás como una novia!

19 En cuanto a tus ruinas, tu desolación y tu tierra destruida, ciertamente ahora serás demasiado estrecha para los habitantes; y tus destructores estarán lejos.

20 Aun los hijos de los cuales fuiste privada te dirán a los oídos: ‘Este lugar es demasiado estrecho para mí; dame espacio para habitar.’

21 Entonces dirás en tu corazón: ‘¿Quién me dio a luz a éstos? Porque yo estuve sola y estéril, desterrada y apartada. He aquí que yo fui dejada sola; ¿de dónde, pues, han venido éstos? ¿Quién los crió?’”

22 Así ha dicho el Señor Jehovah: “He aquí, yo alzaré mi mano hacia las naciones, y levantaré mi bandera a los pueblos. Ellos traerán en su seno a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros.

23 Reyes serán tus tutores, y sus princesas tus nodrizas. Con el rostro a tierra se postrarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Así sabrás que yo soy Jehovah, y que los que esperan en mí no serán avergonzados.”

24 ¿Le será quitado el botín al valiente guerrero? ¿Será librado el cautivo de las manos de un tirano?

25 Pues así ha dicho Jehovah: “Ciertamente el cautivo le será quitado al valiente guerrero, y el botín será librado del tirano. Yo contenderé con los que contienden contra ti, y yo salvaré a tus hijos.

26 A los que te oprimen, les haré comer sus propias carnes; se embriagarán con su propia sangre, como con vino nuevo. Y sabrá todo mortal que yo soy Jehovah tu Salvador, tu Redentor, el Fuerte de Jacob.”