Reina Valera 1989

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Isaías 30

1 “Ay de los hijos rebeldes,” dice Jehovah, “por llevar a cabo planes pero no los míos, por hacer libaciones para sellar alianzas pero no según mi Espíritu, añadiendo pecado sobre pecado.

2 “Ellos parten para descender a Egipto a fin de protegerse bajo la protección del faraón y de refugiarse en la sombra de Egipto; pero a mí no me han consultado.

3 Pero la protección del faraón se os convertirá en vergüenza; y el refugio de la sombra de Egipto, en afrenta.

4 Cuando sus magistrados estén en Tanis y sus embajadores lleguen a Hanes,

5 todos serán defraudados por un pueblo que no les servirá de nada. No los socorrerá, ni les traerá provecho, sino sólo vergüenza y afrenta.”

6 Profecía acerca de los animales del Néguev: “Por tierra de tribulación y angustia, de donde provienen la leona y el león, la víbora y la serpiente voladora, ellos llevan sobre los lomos de los asnos sus riquezas, y sobre las jibas de los camellos sus tesoros, hacia un pueblo que no les será de provecho.

7 Ciertamente los egipcios darán ayuda vana y vacía. Por tanto, he llamado a Egipto: ¡Rahab la inutilizada!

8 “Ahora ven y escribe esta visión en una tablilla, delante de ellos. Grábala en un libro para que se conserve como testimonio perpetuo hasta el día final.

9 Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quieren escuchar la instrucción de Jehovah.

10 Ellos han dicho a los videntes: ‘No tengáis visiones’; y a los profetas: ‘No nos profeticéis cosas rectas. Decidnos, más bien, cosas halagüeñas; profetizad cosas ilusorias.

11 Apartaos del camino, desviaos de la senda; dejad de confrontarnos con el Santo de Israel.’”

12 Por tanto, así ha dicho el Santo de Israel: “Porque desechasteis esta palabra y confiasteis en la violencia y en la perversidad, y os habéis apoyado en ello,

13 por eso, este pecado os será como muro agrietado que se abre y cae, como un alto muro al cual de repente, en un instante, le viene su quebrantamiento.

14 Su quebrantamiento será como cuando se quiebra una vasija de alfarero, que sin misericordia es hecha pedazos; tanto que entre sus pedazos no se halla un solo fragmento que sirva para sacar brasas de un brasero o para sacar agua de una cisterna.”

15 Porque así ha dicho el Señor Jehovah, el Santo de Israel: “En arrepentimiento y en reposo seréis salvos; en la quietud y en la confianza estará vuestra fortaleza.” Pero no quisisteis.

16 Más bien, dijisteis: “No, sino que huiremos a caballo.” ¡Por tanto, vosotros sí huiréis! Dijisteis: “Sobre veloces caballos cabalgaremos.” ¡Por tanto, también vuestros perseguidores serán veloces!

17 Mil huirán ante la amenaza de uno. Huiréis ante la amenaza de cinco, hasta que quedéis como un asta sobre la cumbre de un monte o como una bandera sobre una colina.

18 Por tanto, Jehovah espera para tener piedad de vosotros; por eso, se levanta para tener misericordia de vosotros. Porque Jehovah es un Dios de justicia, ¡bienaventurados son todos los que esperan en él!

19 Ciertamente, oh pueblo de Sion que habitas en Jerusalén, nunca más volverás a llorar. De veras se apiadará de ti al oír la voz de tu clamor; al oírla, te responderá.

20 Aunque el Señor os dé pan de congoja y agua de angustia, tu Maestro nunca más se ocultará, sino que tus ojos verán a tu Maestro.

21 Entonces tus oídos oirán a tus espaldas estas palabras: “¡Este es el camino; andad por él, ya sea que vayáis a la derecha o a la izquierda!”

22 Y considerarás inmundas tus imágenes talladas cubiertas de plata y tus imágenes de fundición revestidas de oro. Las tirarás como a trapo sucio; le dirás: “¡Fuera!”

23 Entonces, cuando siembres la tierra, él dará lluvia a tu sembrado. El alimento que produzca la tierra será sustancioso y abundante. En aquel día tus ganados serán apacentados en amplias praderas.

24 También los bueyes y los asnos que labran la tierra comerán forraje salado, que ha sido aventado con pala y horqueta.

25 Y sucederá en el día de la gran matanza, cuando caigan las torres, que habrá arroyos, corrientes de agua, sobre todo monte alto y sobre toda colina elevada.

26 La luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces mayor, como la luz de siete días, en el día en que Jehovah ponga vendas a la fractura de su pueblo y cure las contusiones que él le ha causado.

27 He aquí que el nombre de Jehovah viene de lejos. Arde su furor y levanta densa humareda. Sus labios están llenos de ira, y su lengua es como fuego consumidor.

28 Su aliento, cual torrente desbordado, llega hasta el cuello para zarandear a las naciones en la zaranda hasta acabar con ellos, y para sujetar las mandíbulas de los pueblos con freno que les haga errar.

29 Pero vosotros tendréis una canción, como la noche en que se celebra una fiesta sagrada. Tendréis alegría de corazón, como el que, al son de la flauta, viene al monte de Jehovah, a la Roca de Israel.

30 Entonces Jehovah hará oír la majestad de su voz, y dejará ver el descenso de su brazo con furor de ira y con llama de fuego consumidor, con lluvia violenta, torrente y piedras de granizo.

31 Porque Asiria será hecha pedazos a causa de la voz de Jehovah; con un palo la golpeará.

32 Y sucederá que cada pasada de la vara de corrección que Jehovah descargará sobre ella será al son de panderos y de liras. Blandiendo el brazo combatirá contra ella.

33 Porque desde hace tiempo está listo el Tófet; para el rey ha sido preparado. Su pira se ha hecho profunda y ancha, con su hoguera y abundante leña. El soplo de Jehovah la encenderá como torrente de azufre.