Reina Valera 1989

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Proverbios 30

1 Las palabras de Agur hijo de Jaqué, de Masá: El hombre dice: “No hay Dios; no hay Dios.” ¿Y acaso podré yo saber?

2 Ciertamente yo soy el más ignorante de los hombres y no tengo entendimiento humano.

3 No he aprendido sabiduría para conocer al Santo.

4 ¿Quién ha subido al cielo y ha descendido? ¿Quién reunió los vientos en sus puños? ¿Quién contuvo las aguas en un manto? ¿Quién levantó todos los extremos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si lo sabes?

5 Probada es toda palabra de Dios; él es escudo a los que en él se refugian.

6 No añadas a sus palabras, no sea que te reprenda, y seas hallado mentiroso.

7 Dos cosas te he pedido; no me las niegues antes que muera:

8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí, y no me des pobreza ni riqueza. Sólo dame mi pan cotidiano;

9 no sea que me sacie y te niegue, o diga: “¿Quién es Jehovah?” No sea que me empobrezca y robe, y profane el nombre de mi Dios.

10 No difames al siervo ante su señor; no sea que te maldiga, y seas hallado culpable.

11 Hay generación que maldice a su padre y no bendice a su madre.

12 Hay generación limpia en su propia opinión, a pesar de que no ha sido lavada de su inmundicia.

13 Hay generación cuyos ojos son altivos y cuya vista es altanera.

14 Hay generación cuyos dientes son espadas y cuyas mandíbulas son cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra y a los necesitados de entre los hombres.

15 La sanguijuela tiene dos hijas: Dame y Dame.

16 Tres cosas hay que nunca se sacian, y la cuarta nunca dice: “¡Basta!” El Seol, la matriz estéril, la tierra que no se sacia de agua y el fuego que jamás dice: “¡Basta!”

17 Al ojo que se burla de su padre y menosprecia el obedecer a su madre, sáquenlo los cuervos de la quebrada, y tráguenlo los polluelos del águila.

18 Tres cosas me son misteriosas, y tampoco comprendo la cuarta:

19 el rastro del águila en el aire, el rastro de la serpiente sobre la peña, el rastro del barco en el corazón del mar y el rastro del hombre en la joven.

20 La mujer adúltera procede así: Come, limpia su boca y dice: “No he hecho ninguna iniquidad.”

21 Por tres cosas tiembla la tierra, y la cuarta no puede soportar:

22 por el esclavo, cuando llega a ser rey; por el vil, cuando se sacia de pan;

23 por la mujer aborrecida, cuando se casa; y por una criada que hereda a su señora.

24 Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, y las mismas son más sabias que los sabios:

25 las hormigas, pueblo no fuerte, pero en el verano preparan su comida;

26 los conejos, pueblo no poderoso, pero tienen su casa en la roca;

27 las langostas, que no tienen rey, pero salen por cuadrillas;

28 y la lagartija, que atrapas con las manos, pero está en los palacios del rey.

29 Hay tres cosas de paso gallardo; y la cuarta camina muy bien:

30 el león, fuerte entre todos los animales, que no vuelve atrás por nada;

31 el gallo erguido, el macho cabrío; y el rey, a quien nadie resiste.

32 Si neciamente te has enaltecido y has pensado el mal, pon tu mano sobre tu boca:

33 Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla; el que con fuerza se suena la nariz sacará sangre, y el que provoca la ira causará contienda.