Reina Valera 1989

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Salmos 107

1 ¡Alabad a Jehovah, porque es bueno; porque para siempre es su misericordia!

2 Díganlo los redimidos de Jehovah, los que ha redimido del poder del enemigo

3 y los que ha congregado de las tierras del oriente y del occidente, del norte y del sur.

4 Perdidos anduvieron por el desierto, en el sequedal; no hallaron camino hacia una ciudad habitada.

5 Estaban hambrientos y sedientos; sus almas desfallecían en ellos.

6 Pero cuando en su angustia clamaron a Jehovah, él los libró de sus aflicciones.

7 Los dirigió por camino derecho, para que fuesen a una ciudad en que habitar.

8 ¡Den gracias a Jehovah por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos del hombre!

9 Porque él sacia al alma sedienta y llena de bien al alma hambrienta.

10 Habitaban en tinieblas y en densa oscuridad, aprisionados en la miseria y en cadenas de hierro,

11 porque fueron rebeldes a las palabras de Jehovah y aborrecieron el consejo del Altísimo.

12 Por eso sometió sus corazones con dura labor; cayeron, y no hubo quien les ayudase.

13 Pero cuando en su angustia clamaron a Jehovah, él los libró de sus aflicciones.

14 Los sacó de las tinieblas, de la densa oscuridad, y rompió sus cadenas.

15 ¡Den gracias a Jehovah por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos del hombre!

16 Porque rompió las puertas de bronce y desmenuzó los cerrojos de hierro.

17 Fueron afligidos los insensatos, a causa de su camino rebelde y a causa de sus maldades.

18 Sus almas abominaron toda comida, y llegaron hasta las puertas de la muerte.

19 Pero cuando en su angustia clamaron a Jehovah, él los libró de sus aflicciones.

20 Envió su palabra y los sanó; los libró de su ruina.

21 ¡Den gracias a Jehovah por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos del hombre!

22 Ofrezcan sacrificios de acción de gracias y proclamen sus obras con júbilo.

23 Los que descienden al mar en los barcos y hacen negocios en los océanos,

24 ellos han visto las obras de Jehovah, y sus maravillas en lo profundo del mar.

25 El habló y desató el viento de la tempestad, e hizo que se elevaran sus olas.

26 Subieron los cielos, descendieron los abismos; sus almas se derretían con el daño.

27 Se tambalearon y temblaron como un borracho, y toda su sabiduría se echó a perder.

28 Pero cuando en su angustia clamaron a Jehovah, él los libró de sus aflicciones.

29 El trae calma a la tempestad, y se apaciguan sus olas.

30 Entonces se alegran porque ellas se aquietan, y él los guía al puerto que desean.

31 ¡Den gracias a Jehovah por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos del hombre!

32 Exáltenlo en la congregación del pueblo, y alábenlo en la reunión de los ancianos.

33 El convierte los ríos en desierto y las fuentes de aguas en tierra sedienta.

34 Convierte las tierras fértiles en salobres por la maldad de los que las habitan.

35 Convierte el desierto en estanques de agua y la tierra seca en manantiales.

36 Allí establece a los hambrientos y fundan una ciudad en que habitar.

37 Siembran campos, plantan viñas y logran abundante fruto.

38 Los bendice, y se multiplican en gran manera; y no deja que disminuya su ganado.

39 Cuando son reducidos en número y menoscabados a causa de la opresión, de la calamidad y de la congoja,

40 derrama menosprecio sobre los príncipes, y les hace andar errantes, vagabundos, sin camino.

41 Y levanta de la miseria al necesitado y hace multiplicar las familias como rebaños de ovejas.

42 Véanlo los rectos y alégrense; pero toda maldad cierre la boca.

43 Quien sea sabio y guarde estas cosas entenderá los hechos misericordiosos de Jehovah.