Reina Valera 1989

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Salmos 73

1 (Salmo de Asaf) ¡Ciertamente bueno es Dios para con Israel, para con los limpios de corazón!

2 En cuanto a mí, por poco se deslizaron mis pies; casi resbalaron mis pasos,

3 porque tuve envidia de los arrogantes, al ver la prosperidad de los impíos.

4 Pues no hay para ellos dolores de muerte; más bien, es robusto su cuerpo.

5 No sufren las congojas humanas, ni son afligidos como otros hombres.

6 Por eso la soberbia los ciñe cual collar, y los cubre un vestido de violencia.

7 Sus ojos se les salen de gordura; logran con creces los antojos de su corazón.

8 Se mofan y hablan con maldad; desde lo alto planean la opresión.

9 Dirigen contra el cielo su boca, y sus lenguas recorren la tierra.

10 Por eso mi pueblo va hacia ellos, y beben de lleno sus palabras.

11 Ellos dicen: “¿Cómo sabrá Dios?” o “¿Habrá conocimiento en el Altísimo?”

12 He aquí, estos impíos siempre están tranquilos, y aumentan sus riquezas.

13 ¡Ciertamente en vano he mantenido puro mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!

14 Pues he sido azotado todo el día, empezando mi castigo por las mañanas.

15 Si yo dijera: “Hablaré como ellos,” he aquí que traicionaría a la generación de tus hijos.

16 Pensé para entender esto; ha sido duro trabajo ante mis ojos,

17 hasta que, venido al santuario de Dios, comprendí el destino final de ellos:

18 Ciertamente los has puesto en deslizaderos, y los harás caer en la decepción.

19 ¡Cómo han sido desolados de repente! Se acabaron; fueron consumidos por el terror.

20 Como al despertar del sueño, así, Señor, al levantarte, despreciarás sus apariencias.

21 De veras se amargaba mi corazón, y en mi interior sentía punzadas.

22 Pues yo era ignorante y no entendía; yo era como un animal delante de ti.

23 Con todo, yo siempre estuve contigo. Me tomaste de la mano derecha.

24 Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.

25 ¿A quién tengo yo en los cielos? Aparte de ti nada deseo en la tierra.

26 Mi cuerpo y mi corazón desfallecen; pero la roca de mi corazón y mi porción es Dios, para siempre.

27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; pues tú destruirás a todo aquel que se prostituye apartándose de ti.

28 En cuanto a mí, la cercanía de Dios constituye el bien. En el Señor Jehovah he puesto mi refugio para contar todas tus obras.