Reina Valera 1989
Salmos 30
1 (Salmo. Cántico para la dedicación del templo. De David) Te glorificaré, oh Jehovah, porque me has levantado y no has dejado que mis enemigos se alegren de mí.
2 Oh Jehovah, Dios mío, a ti clamé, y me sanaste.
3 Oh Jehovah, tú has hecho subir mi alma del Seol; me has dado vida para que no descienda a la fosa.
4 Cantad a Jehovah, vosotros sus fieles; celebrad la memoria de su santidad.
5 Porque su ira dura sólo un momento, pero su favor dura toda la vida. Por la noche dura el llanto, pero al amanecer vendrá la alegría.
6 Yo dije en medio de mi tranquilidad: “No seré movido jamás.”
7 Tú, oh Jehovah, por tu buena voluntad estableciste mi monte con poder. Pero escondiste tu rostro, y quedé turbado.
8 A ti, oh Jehovah, invocaré; al Señor suplicaré:
9 “¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
10 Escucha, oh Jehovah, y ten misericordia de mí; Jehovah, sé tú mi ayudador.”
11 Has convertido mi lamento en una danza; quitaste mi vestido de luto y me ceñiste de alegría.
12 Por eso mi alma te cantará y no callará. Oh Jehovah, Dios mío, te alabaré para siempre.