Reina Valera 1989

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Salmos 28

1 (Salmo de David) A ti clamaré, oh Jehovah; Roca mía, no te hagas sordo para conmigo. No suceda que por quedarte en silencio ante mí, yo llegue a ser semejante a los que descienden a la fosa.

2 Escucha la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu lugar santísimo.

3 No me arrastres junto con los impíos, con los que hacen iniquidad, los cuales hablan de paz a su prójimo, pero la maldad está en su corazón.

4 Dales conforme a sus hechos y conforme a la maldad de sus actos. Dales conforme a la obra de sus manos. ¡Dales su recompensa!

5 Porque no atendieron a los hechos de Jehovah, ni a la obra de sus manos, él los derribará y no los volverá a edificar.

6 Bendito sea Jehovah, que oyó la voz de mis ruegos.

7 Jehovah es mi fuerza y mi escudo; en él esperó mi corazón. Fui ayudado, y se gozó mi corazón; con mi canción le alabaré.

8 Jehovah es la fuerza de su pueblo, la fortaleza de salvación para su ungido.

9 Salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; pastoréalos y enaltécelos para siempre.