Reina Valera 1989

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Salmos 25

1 (Salmo de David) A ti, oh Jehovah, levantaré mi alma.

2 ¡Dios mío, en ti confío! No sea yo avergonzado. No triunfen sobre mí mis enemigos.

3 Ciertamente ninguno de los que confían en ti será avergonzado. Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

4 Muéstrame, oh Jehovah, tus caminos; enséñame tus sendas.

5 Encamíname en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación. En ti he esperado todo el día.

6 Acuérdate, oh Jehovah, de tu compasión y de tu misericordia, que son perpetuas.

7 No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis rebeliones. Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehovah.

8 Bueno y recto es Jehovah; por eso él enseñará a los pecadores el camino.

9 Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los humildes su camino.

10 Todas las sendas de Jehovah son misericordia y verdad para con los que guardan su pacto y sus testimonios.

11 Por amor de tu nombre, oh Jehovah, perdona también mi iniquidad, porque es grande.

12 ¿Qué hombre es el que teme a Jehovah? El le enseñará el camino que ha de escoger.

13 Su alma reposará en bienestar, y sus descendientes heredarán la tierra.

14 El secreto de Jehovah es para los que le temen; a ellos hará conocer su pacto.

15 Mis ojos están siempre puestos en Jehovah, porque él sacará mis pies de la red.

16 Mírame y ten misericordia de mí, porque estoy solitario y afligido.

17 Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.

18 Mira mi aflicción y mis afanes; perdona todos mis pecados.

19 Mira cómo se han multiplicado mis enemigos, y con odio violento me aborrecen.

20 Guarda mi alma y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti me he refugiado.

21 La integridad y la rectitud me guarden, porque en ti he esperado.

22 Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias.