Reina Valera 1989

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2Crónicas 7

1 Cuando Salomón terminó de orar, descendió fuego del cielo y consumió el holocausto y los sacrificios, y la gloria de Jehovah llenó el templo.

2 Los sacerdotes no pudieron entrar en la casa de Jehovah, porque la gloria de Jehovah había llenado la casa de Jehovah.

3 Todos los hijos de Israel vieron descender el fuego y la gloria de Jehovah sobre el templo, y se postraron con el rostro en tierra sobre el pavimento. Y adoraron y dieron gracias a Jehovah diciendo: “Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia.”

4 Entonces el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios delante de Jehovah.

5 El rey Salomón ofreció en sacrificio 22.000 toros y 120.000 ovejas. Así el rey y todo el pueblo dedicaron la casa de Dios.

6 Los sacerdotes estaban de pie en sus puestos de servicio, y los levitas tenían los instrumentos de música de Jehovah, que el rey David hiciera para dar gracias a Jehovah, “porque para siempre es su misericordia,” cuando David alababa con ellos. Los sacerdotes tocaban trompetas frente a ellos, y todo Israel estaba de pie.

7 Entonces Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehovah, pues allí ofreció los holocaustos y los sebos de los sacrificios de paz. Porque el altar de bronce que Salomón había hecho no podía contener los holocaustos, las ofrendas vegetales y los sebos.

8 En aquella ocasión Salomón y todo Israel con él, una gran congregación desde Lebo-hamat hasta el arroyo de Egipto, hicieron fiesta durante siete días.

9 Y al octavo día hicieron una asamblea festiva, porque habían celebrado la dedicación del altar en siete días; y celebraron la fiesta durante siete días.

10 El día 23 del mes séptimo, envió al pueblo a sus moradas, alegres y con el corazón gozoso por la bondad que Jehovah había hecho a David, a Salomón y a su pueblo Israel.

11 Salomón acabó la casa de Jehovah y la casa del rey, y todo lo que Salomón se había propuesto en su corazón hacer en la casa de Jehovah y en su propia casa resultó bien.

12 Entonces Jehovah se apareció a Salomón de noche y le dijo: “Yo he escuchado tu oración y he elegido para mí este lugar como casa para los sacrificios.

13 Si cierro los cielos de modo que no haya lluvia, o si mando la langosta para que devore la tierra, o si envío peste a mi pueblo;

14 si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.

15 “Ahora mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a la oración hecha en este lugar.

16 Ahora he elegido y he santificado esta casa para que esté allí mi nombre para siempre. Mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días.

17 Y en cuanto a ti, si andas delante de mí como anduvo tu padre David, haciendo todas las cosas que te he mandado y guardando mis leyes y mis decretos,

18 entonces estableceré el trono de tu reino como prometí a tu padre David, diciendo: ‘No te faltará un hombre que gobierne en Israel.’

19 Pero si vosotros os volvéis y abandonáis mis estatutos y mis mandamientos que he puesto delante de vosotros, y os vais y servís a otros dioses y los adoráis,

20 entonces os arrancaré de mi suelo que os he dado. Y esta casa que he santificado a mi nombre, la apartaré de mi presencia, y la convertiré en refrán y escarnio entre todos los pueblos.

21 En cuanto a esta casa que es sublime, todo el que pase por ella se asombrará y preguntará: ‘¿Por qué ha hecho así Jehovah a esta tierra y a esta casa?’

22 Y responderán: ‘Porque abandonaron a Jehovah, Dios de sus padres, que los sacó de la tierra de Egipto, y se aferraron a adorar y servir a otros dioses. Por eso él ha traído sobre ellos todo este mal.’”