Reina Valera 1989
Deuteronomio 32
1 “Prestad atención, oh cielos, y hablaré; escuche la tierra los dichos de mi boca.
2 Goteará como lluvia mi enseñanza, destilará cual rocío mi palabra, como lloviznas sobre el pasto, como aguaceros sobre la hierba.
3 Porque el nombre de Jehovah proclamaré. ¡Engrandeced a nuestro Dios!
4 “El es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud. El es un Dios fiel, en quien no hay iniquidad; es justo y recto.
5 La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, generación torcida y perversa.
6 ¿Así pagáis a Jehovah, pueblo necio e insensato? ¿Acaso no es él tu Padre, tu Creador, quien te hizo y te estableció?
7 “Acuérdate de los días antiguos; considera los años de muchas generaciones. Pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos te dirán.
8 Cuando el Altísimo repartió heredades a las naciones, cuando separó a los hijos del hombre, estableció las fronteras de los pueblos según el número de los hijos de Israel.
9 Porque la porción de Jehovah es su pueblo; Jacob es la parcela de su heredad.
10 “Lo halló en tierra desértica, en medio de la soledad rugiente del desierto. Lo rodeó, lo cuidó, lo guardó como a la niña de sus ojos;
11 como el águila que agita su nidada, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, y los lleva sobre sus plumas.
12 Jehovah solo le guió; no hubo dioses extraños con él.
13 Le hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra, y le hizo comer los productos del campo. Hizo que chupara miel de la peña, aceite del duro pedernal,
14 mantequilla de las vacas, leche de las ovejas, con sebo de corderos y carneros, y machos cabríos de Basán. Con lo mejor del trigo y de la sangre de uvas bebiste vino.
15 “Jesurún se engordó y dio coces. (Te hiciste gordo, grueso y rollizo.) Y abandonó al Dios que lo hizo; desdeñó a la Roca de su salvación.
16 Le provocaron a celos con dioses ajenos; le enojaron con abominaciones.
17 Ofrecieron sacrificios a los demonios, no a Dios; a dioses que no habían conocido, a dioses nuevos, llegados de cerca, a los cuales vuestros padres no temieron.
18 Te has olvidado de la Roca que te procreó; te has olvidado del Dios que te hizo nacer.
19 “Jehovah lo vio, e indignado desdeñó a sus hijos y a sus hijas.
20 Entonces dijo: ‘Esconderé de ellos mi rostro, y veré cuál será su final; porque son una generación perversa, hijos en quienes no hay fidelidad.
21 Ellos me provocaron a celos con lo que no es Dios; me indignaron con sus vanidades. También yo les provocaré a celos con uno que no es pueblo; con una nación insensata les causaré indignación.
22 Porque fuego se ha encendido en mi furor y arderá hasta el fondo del Seol. Devorará la tierra y sus frutos, e inflamará los fundamentos de las montañas.
23 Yo añadiré males sobre ellos; con mis flechas los acabaré.
24 Serán abatidos por el hambre, y consumidos por la fiebre ardiente y por la amarga plaga. Contra ellos enviaré dientes de fieras junto con el veneno de serpientes que se arrastran en el polvo.
25 Afuera desolará la espada, y adentro el espanto, tanto a los jóvenes como a las vírgenes, al que mama y al hombre con canas.
26 Yo dije: Yo los dispersaría; haría cesar su memoria de entre los hombres,
27 si no temiera la saña del enemigo, y que sus adversarios entiendan mal. No sea que ellos digan: Nuestra mano enaltecida hizo todo esto, y no Jehovah.’
28 “Son un pueblo al cual le falta juicio; no hay en ellos entendimiento.
29 Si fueran sabios, entenderían esto; comprenderían cuál sería su final.
30 ¿Cómo podrá perseguir uno a mil? ¿Cómo harán huir dos a diez mil, si su Roca no los hubiese vendido, si Jehovah no los hubiese entregado?
31 La roca de ellos no es como nuestra Roca; nuestros mismos enemigos lo han de reconocer.
32 La vid de ellos proviene de la vid de Sodoma, y de los campos de Gomorra. Sus uvas son uvas venenosas; sus racimos son amargos.
33 Su vino es veneno de serpientes y veneno cruel de cobras.
34 “‘¿Acaso no tengo reservado esto conmigo, sellado entre mis tesoros?
35 Mía es la venganza, yo pagaré; a su debido tiempo su pie resbalará. Porque está cercano el día de su calamidad, y lo que les está preparado se apresura.’
36 “Ciertamente Jehovah juzgará a su pueblo y tendrá misericordia de sus siervos, cuando vea que se agota su fuerza y que no queda nadie, ni preso ni abandonado.
37 El dirá: ‘¿Dónde están sus dioses, la roca en que se refugiaban,
38 los que comían el sebo de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones? ¡Que se levanten y os socorran! ¡Que os sirvan de refugio!
39 “‘Ved ahora que yo, Yo Soy, y conmigo no hay más dioses. Yo hago morir y hago vivir; yo hiero y también sano; no hay quien pueda librar de mi mano.
40 Ciertamente levantaré mis manos a los cielos y diré: ¡Viva yo para siempre!
41 Cuando afile mi reluciente espada y mi mano arrebate el juicio, tomaré venganza de mis enemigos y retribuiré a los que me aborrecen.
42 Mi espada devorará carne, y mis flechas embriagaré con sangre: con la sangre de muertos y cautivos, y de las cabezas melenudas del enemigo.’
43 “¡Regocijaos, oh naciones, con su pueblo! Porque él vengará la sangre de sus siervos. El tomará venganza de sus enemigos y expiará la tierra de su pueblo.”
44 Moisés fue con Josué hijo de Nun y pronunció todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo.
45 Cuando Moisés acabó de pronunciar todas estas palabras a todo Israel,
46 les dijo: “Aplicad vuestro corazón a todas las palabras con que yo os advierto hoy, para que las encarguéis a vuestros hijos a fin de guardar y poner por obra todas las palabras de esta ley.
47 Porque no son palabras vanas; pues son vuestra vida, y a causa de estas palabras prolongaréis vuestros días en la tierra que para tomarla en posesión cruzáis el Jordán.”
48 Aquel mismo día Jehovah habló a Moisés diciendo:
49 “Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab, frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán que yo doy en posesión a los hijos de Israel.
50 Allí en el monte a donde subas, morirás y serás reunido con tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor y fue reunido con su pueblo.
51 Porque actuasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba en Cades, en el desierto de Zin; y no me tratasteis como santo en medio de los hijos de Israel.
52 Por eso verás la tierra delante de ti, pero no irás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.”