Reina Valera 1989

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Deuteronomio 7

1 “Cuando Jehovah tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual entrarás para tomarla en posesión, y haya expulsado de delante de ti a muchas naciones (heteos, gergeseos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos: siete naciones mayores y más fuertes que tú),

2 y cuando Jehovah tu Dios las haya entregado delante de ti y tú las hayas derrotado, entonces destrúyelas por completo. No harás alianza con ellas ni tendrás de ellas misericordia.

3 No emparentarás con ellas: No darás tu hija a su hijo, ni tomarás su hija para tu hijo.

4 Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirá a otros dioses, de modo que el furor de Jehovah se encenderá sobre vosotros y pronto os destruirá.

5 “Ciertamente así habéis de proceder con ellos: Derribaréis sus altares, romperéis sus piedras rituales, cortaréis sus árboles de Asera y quemaréis sus imágenes en el fuego.

6 Porque tú eres un pueblo santo para Jehovah tu Dios; Jehovah tu Dios te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra.

7 “No porque vosotros seáis más numerosos que todos los pueblos, Jehovah os ha querido y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos.

8 Es porque Jehovah os ama y guarda el juramento que hizo a vuestros padres, que os ha sacado de Egipto con mano poderosa y os ha rescatado de la casa de esclavitud, de mano del faraón, rey de Egipto.

9 “Reconoce, pues, que Jehovah tu Dios es Dios: Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia para con los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones,

10 y que da retribución en su misma cara al que le aborrece, destruyéndolo. El no tardará en darla al que le aborrece; en su misma cara le retribuirá.

11 “Guarda, pues, los mandamientos, leyes y decretos que hoy te mando que cumplas.

12 Y será que por haber obedecido estos decretos, por guardarlos y ponerlos por obra, Jehovah tu Dios guardará para contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres.

13 El te amará, te bendecirá y te multiplicará. También bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano y tu vino nuevo y tu aceite, la cría de tus vacas y el incremento de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría.

14 Serás más bendecido que todos los pueblos; no habrá hombre ni mujer estéril en medio de ti, ni entre tus animales.

15 Jehovah quitará de ti toda dolencia y todas las terribles enfermedades de Egipto, que tú conoces. No las pondrá sobre ti; más bien, las pondrá sobre todos los que te aborrecen.

16 “Destruirás todos los pueblos que Jehovah tu Dios entrega en tus manos. Tu ojo no les tendrá lástima, ni rendirás culto a sus dioses, porque eso te sería motivo de tropiezo.

17 “Si dices en tu corazón: ‘Estas naciones son más numerosas que yo; ¿cómo las podré desalojar?’,

18 no tengas temor de ellas. Acuérdate bien de lo que Jehovah tu Dios hizo con el faraón y con todo Egipto;

19 de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y de los prodigios, de la mano poderosa y del brazo extendido con que Jehovah tu Dios te sacó. Así hará Jehovah tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia temes.

20 Jehovah tu Dios también enviará contra ellos la avispa, hasta que perezcan los que queden y los que se hayan escondido de ti.

21 No desmayes ante ellos, porque Jehovah tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.

22 “Jehovah tu Dios expulsará estas naciones de delante de ti, poco a poco. No podrás exterminarlas de inmediato, no sea que los animales del campo se multipliquen contra ti.

23 Jehovah tu Dios las entregará delante de ti; él las arrojará con gran destrozo, hasta que sean destruidas.

24 El entregará a sus reyes en tu mano, y tú destruirás sus nombres de debajo del cielo. Nadie te podrá resistir, hasta que los destruyas.

25 “Quemarás en el fuego las imágenes de sus dioses. No codiciarás la plata y el oro que estén sobre ellas, ni los tomarás para ti, para que no caigas en la trampa por ello. Esto es abominación a Jehovah tu Dios.

26 No meterás en tu casa ninguna cosa abominable, para que no seas anatema juntamente con ella. La aborrecerás del todo y la abominarás, porque es anatema.