Reina Valera 1989

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Génesis 2

1 Así fueron terminados los cielos y la tierra y todos sus ocupantes.

2 El séptimo día Dios había terminado la obra que hizo, y reposó en el séptimo día de toda la obra que había hecho.

3 Por eso Dios bendijo y santificó el séptimo día, porque en él reposó de toda su obra de creación que Dios había hecho.

4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra, cuando fueron creados. Cuando Jehovah Dios hizo la tierra y los cielos,

5 aún no había en la tierra ningún arbusto del campo, ni había germinado ninguna planta del campo, porque Jehovah Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para cultivarla.

6 Pero subía de la tierra un vapor que regaba toda la superficie de la tierra.

7 Entonces Jehovah Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre llegó a ser un ser viviente.

8 Y plantó Jehovah Dios un jardín en Edén, en el oriente, y puso allí al hombre que había formado.

9 Jehovah Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles atractivos a la vista y buenos para comer; también en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

10 Un río salía de Edén para regar el jardín, y de allí se dividía en cuatro brazos.

11 El nombre del primero era Pisón. Este rodeaba toda la tierra de Havila, donde hay oro.

12 Y el oro de aquella tierra es bueno. También hay allí ámbar y ónice.

13 El nombre del segundo río era Guijón. Este rodeaba toda la tierra de Etiopía.

14 El nombre del tercer río era Tigris, que corre al oriente de Asiria. Y el cuarto río era el Eufrates.

15 Tomó, pues, Jehovah Dios al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivase y lo guardase.

16 Y Jehovah Dios mandó al hombre diciendo: “Puedes comer de todos los árboles del jardín;

17 pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás.”

18 Dijo además Jehovah Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.”

19 Jehovah Dios, pues, formó de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, y los trajo al hombre para ver cómo los llamaría. Lo que el hombre llamó a los animales, ése es su nombre.

20 El hombre puso nombres a todo el ganado, a las aves del cielo y a todos los animales del campo. Pero para Adán no halló ayuda que le fuera idónea.

21 Entonces Jehovah Dios hizo que sobre el hombre cayera un sueño profundo; y mientras dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar.

22 Y de la costilla que Jehovah Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre.

23 Entonces dijo el hombre: “Ahora, ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Mujer, porque fue tomada del hombre.”

24 Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.

25 Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.