La Historia de la Redención

62/232

Capítulo 18—La ley de Dios

Este capítulo está basado en Éxodo 19 Y 20.

Después que los hijos de Israel salieron de Refidim llegaron al “desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel delante del monte. Y Moisés subió a Dios: y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros visteis lo que hice a los egipcios y cómo os tomé sobre alas de águila, y os he traído a mí. Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardaréis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado. Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo”. HR 140.1

Este hizo entonces un pacto solemne y aceptó a Dios como su gobernante, y por medio de él los israelitas se convirtieron en los súbditos especiales de su divina autoridad. “Entonces Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo habló contigo, y también para que te crean para siempre”. Cuando los hebreos enfrentaban dificultades en el camino, estaban dispuestos a murmurar contra Moisés y Aarón, y los acusaban de haber sacado de Egipto a las huestes de Israel para destruirlas. Dios quería honrar a Moisés en presencia de ellos, para que se sintieran inducidos a confiar en sus instrucciones, y supieran que había puesto su Espíritu en él. HR 140.2