La Historia de la Redención

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La arrogancia de Agar

Agar era orgullosa y jactanciosa, y se comportó con arrogancia frente a Sara. Se vanagloriaba de que sería la madre de la gran nación que Dios le había prometido a Abrahán. Y éste se vio obligado a escuchar las quejas de Sara con respecto a la conducta de la sierva, y sus acusaciones de que el patriarca se había equivocado en este asunto. Este se afligió y le dijo a Sara que Agar era su sierva, y que estaba a sus órdenes, pero no quiso despedirla porque iba a ser la madre del hijo mediante el cual se cumpliría la promesa, según él creía. Dijo a Sara que no habría tomado a Agar por esposa si ella no se lo hubiera pedido de manera especial. HR 79.3

También se vio obligado a escuchar las quejas de la sierva por los abusos de Sara. Estaba perplejo. Si trataba de rectificar los errores cometidos contra Agar, aumentaría los celos y la infelicidad de Sara, su primera y muy amada esposa. Entonces la sierva huyó. Un ángel de Dios la encontró y la confortó, a la vez que le reprochó su conducta arrogante y le ordenó que regresara a la casa de su señora y le rindiera obediencia. HR 80.1

Después del nacimiento de Ismael el Señor se manifestó nuevamente a Abrahán y le dijo: “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo”. De nuevo el Señor repitió por medio de su ángel la promesa de dar un hijo a Sara, y que ella sería madre de muchas naciones. El patriarca aún no comprendía la promesa de Dios. Inmediatamente pensó en Ismael, como si por medio de él habrían de surgir las numerosas naciones prometidas, y entonces exclamó, impulsado por el amor que sentía por su hijo: “¡Ojalá Ismael viva delante de ti!” HR 80.2

De nuevo Dios le dio la promesa a Abrahán en forma más definida: “Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él”. Algunos ángeles fueron enviados por segunda vez a fin de hablar con Abrahán mientras iban en camino para destruir Sodoma, y le repitieron la promesa en forma más definida aún que Sara tendría un hijo. HR 80.3