Testimonios Selectos Tomo 5

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Nuestro ejemplo

La obra de Cristo debe servirnos de ejemplo. Continuamente iba de un lugar a otro haciendo bienes. En el templo y en la sinagoga, en las calles de las ciudades, en los mercados y en los talleres, a la orilla del mar y sobre los montes, él predicaba el evangelio y sanaba a los enfermos. Su vida de servicio desinteresado debe servirnos de manual. Su tierno amor compasivo condena nuestro egoísmo y nuestra dureza de corazón. 5TS 147.1

Por doquiera fuera, Jesús esparcía bendiciones a su paso. Entre los que profesan creer en él, ¿cuántos hay que han aprendido sus lecciones de bondad, tierna compasión y amor desinteresado? Oídle dirigiéndose a los que están débiles, cansados y desvalidos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.” Mateo 11:28. Nada podía cansar su paciencia, ni reprimir su amor. 5TS 147.2

El Salvador nos invita a realizar esfuerzos pacientes y perseverantes en favor de millones de almas esparcidas en todo país, que perecen en sus pecados, como náufragos en una playa desierta. Los que quieran participar de la gloria de Cristo, deben también tomar parte en su ministerio, ayudando a los débiles, a los miserables y desanimados. 5TS 147.3

Hagan de la vida de Jesús su estudio constante aquellos que emprenden esta obra. Sean animados de un celo intenso, y empleen todas sus capacidades en el servicio del Señor. Los esfuerzos sinceros y exentos de egoísmo obtendrán preciosos resultados. Es del gran Maestro de quien los obreros recibirán su mejor educación. Pero los que descuidan de comunicar a otros la luz recibida, verán un día que han experimentado una pérdida espantosa. 5TS 147.4

Los seres humanos no tienen derecho a pensar que puedan tener límites sus esfuerzos en pro de la salvación de las almas. ¿Se cansó Cristo alguna vez en su obra? ¿Retrocedió él alguna vez ante el sacrificio y las privaciones? Los miembros de la iglesia deben realizar los mismos esfuerzos perseverantes e incansables. Obedientes a la orden del Maestro, ellos deben estar siempre listos para ponerse a la obra. Dondequiera que encontremos un trabajo que hacer, cumplámoslo mirando constantemente a Jesús. Centenares de almas serían ganadas para Cristo, si los miembros de nuestras iglesias siguiesen esas instrucciones. Si cada miembro de iglesia fuese un misionero vivo, el evangelio sería anunciado en poco tiempo en todo país, pueblo, nación y lengua. 5TS 148.1