Testimonios Selectos Tomo 5

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Arrepiéntete y haz las primeras obras

Las solemnes advertencias que nos han sido dadas por la destrucción de instituciones valiosas y útiles,* nos dicen: “Recuerda por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras.” Apocalipsis 2:5. ¿Por qué no se percibe mejor el estado espiritual de la iglesia? ¿No están cegados los centinelas que velan sobre los muros de Sión? ¿No están muchos siervos del Señor, indiferentes y satisfechos como si la nube durante el día y la columna de fuego por la noche descansasen sobre el santuario? Aquellos que ocupan posiciones de responsabilidad y que pretenden conocer a Dios, ¿no lo están negando en sus vidas y caracteres? Aquellos que se cuentan entre el pueblo elegido de Dios, ¿no están ellos satisfechos de una vida que transcurre sin dar la evidencia de que Dios está verdaderamente en su medio, para salvarlos de las trampas de Satanás? ¿No tendríamos más luz si, en lo pasado, hubiésemos recibido las advertencias del Señor, si hubiésemos conocido su presencia, y si nos hubiésemos apartado de todo lo que es contrario a su voluntad? Si hubiésemos procedido de este modo, la luz del cielo habría brillado en el templo de nuestras almas; nos habría hecho capaces de comprender la verdad y de amar a Dios por encima de todo, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¡Cuán gravemente es deshonrado Cristo por aquellos que, pretendiendo ser cristianos, traen el desprecio sobre el nombre que llevan, no conformando sus vidas a su profesión de fe, al omitir en su trato unos con otros el amor y respeto que Dios desea ver revelados por medio de palabras amables y actos corteses! 5TS 111.1

Las potencias infernales son intensamente activas. Siembran la guerra y la efusión de sangre. La atmósfera moral está envenenada por actos de una crueldad espantosa. El espíritu de rebeldía se extiende; abunda en todas partes. Muchas almas caen bajo el poder de un espíritu de fraude, de engaño. Muchos se alejarán de la fe para seguir a espíritus seductores y a doctrinas de demonios. No disciernen el espíritu que se ha apoderado de ellos. 5TS 112.1