Testimonios Selectos Tomo 5

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El poder dado a los apóstoles

En el día de Pentecostés, el Infinito se reveló a su iglesia mediante su poder. Por su Espíritu Santo, él bajó de las alturas del cielo como un fuerte e impetuoso viento que penetró en el aposento en que los discípulos estaban reunidos. Fué como si por siglos esta influencia hubiese sido retenida y el cielo se regocijase ahora de poder derramar sobre la iglesia las riquezas del poder del Espíritu. Bajo la influencia del Espíritu, las palabras de confesión y penitencia se mezclaron con cantos de agradecimiento por los pecados perdonados. Se oyeron palabras de acción de gracias y de profecía. Todo el cielo se prosternó para contemplar y adorar la sabiduría del incomparable e incomprensible amor. Asombrados, los discípulos exclamaron: “En esto consiste el amor.” 1 Juan 4:10. Ellos se apoderaron del don impartido. ¿Y cual fué el resultado?—Miles fueron convertidos en un día. La espada del Espíritu, recién afilada con poder y revestida del resplandor del rayo, penetró la incredulidad. 5TS 11.1

El corazón de los discípulos fué colmado de una gracia tan completa, tan profunda y abarcante, que los impulsó a ir hasta los confines de la tierra, testificando: No permita Dios que nos gloriemos sino en la cruz de Cristo. Ellos estaban llenos de un intenso deseo de añadir a la iglesia a aquellos que debían salvarse. Invitaban a los creyentes a levantarse y hacer su parte, para que todas las naciones pudiesen oír la verdad y la tierra fuese llenada con la gloria del Señor. 5TS 11.2