Testimonios Selectos Tomo 4

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El ejercicio de la voluntad

La religión pura tiene que ver con la voluntad. La voluntad es el poder que gobierna la naturaleza humana, sometiendo todas las otras facultades a su dominio. La voluntad no es el gusto o la inclinación, sino el poder que decide, que obra en los hijos de los hombres para obedecer a Dios, o para desobedecerle. 4TS 157.1

Vd. es un joven inteligente; desea ordenar su vida de manera que le haga idóneo para entrar en el cielo al fin. Se desanima con frecuencia hallándose débil en fuerza moral, esclavizado por la duda, y regido por los hábitos y costumbres de su antigua vida de pecado. Encuentra que su naturaleza emotiva le es infiel, y falta a sus mejores resoluciones, y a sus más solemnes compromisos. 4TS 157.2

Estará en constante peligro hasta que comprenda la verdadera fuerza de la voluntad. Puede creer y prometer todas las cosas, pero sus promesas o su fe no tendrán valor hasta que ponga su voluntad de parte de la fe y la acción. Si pelea la batalla de la fe con toda su fuerza de voluntad, vencerá. 4TS 157.3

A Vd. le toca entregar su voluntad a la voluntad de Jesucristo; y al hacerlo, Dios tomará inmediatamente posesión, y obrará en Vd. el querer y el hacer su beneplácito. Toda su naturaleza quedará entonces bajo el dominio del Espíritu de Cristo; y aun sus pensamientos le estarán sujetos. Vd. no puede dominar sus impulsos, sus emociones según lo desee, pero puede dominar la voluntad y puede realizar un cambio completo en su vida. Entregando su voluntad a Cristo, su vida quedará oculta con Cristo en Dios, y aliada al poder que está sobre todos los principados y potestades. Obtendrá de Dios fuerza que le mantendrá firme en su fuerza; y una nueva luz, aun la luz de la fe viva, le será posible. Pero su voluntad debe cooperar con la voluntad de Dios, no con la voluntad de asociados por medio de quienes Satanás está obrando constantemente para entramparle y destruirle. 4TS 157.4

¿No quiere Vd., sin dilación, ponerse en la debida relación con Dios? ¿No quiere Vd. decir: “Daré mi voluntad a Jesús, y lo haré en seguida,” y desde ese momento estar totalmente del lado del Señor? Desprecie la costumbre, y el fuerte clamoreo del apetito y la pasión. No dé a Satanás oportunidad de decir: “Eres un miserable hipócrita.” Cierre la puerta de manera que Satanás no pueda acusarle así y desalentarle. Diga: “Quiero creer, creo que Dios es mi ayudador,” y hallará que triunfa en Dios. Manteniendo constantemente la voluntad de parte del Señor, toda emoción quedará puesta en cautiverio a la voluntad de Jesús. Entonces encontrará que sus pies están sobre la roca sólida. A veces ello requerirá toda partícula de la fuerza de voluntad que posea, pero es Dios quien obra por Vd., y saldrá del modelamiento como vaso para honra. 4TS 158.1

Hable con fe. Manténgase de parte de Dios. No ponga el pie sobre el terreno del enemigo, y el Señor le ayudará. Hará por Vd. lo que Vd. no puede hacer por sí mismo. Como resultado vendrá a ser como un cedro del Líbano. Su vida será noble y sus obras se realizarán en Dios. Habrá en Vd. un poder, un fervor y una sencillez que lo harán instrumento pulido en manos de Dios. 4TS 158.2

Necesita beber diariamente en la fuente de la verdad, para poder comprender el secreto del placer y gozo en el Señor. Pero debe recordar que la voluntad es el resorte de todas sus acciones. Esta voluntad, que constituye un factor tan importante del carácter humano, fué en ocasión de la caída, entregada al dominio de Satanás; y desde entonces él ha estado obrando en el hombre para expresar y ejecutar su propia voluntad, pero para completa ruina y miseria del hombre. Sin embargo, el sacrificio infinito de Dios al dar a Jesús, su Hijo amado, como expiación por el pecado, le habilita para decir, sin violar un solo principio de su gobierno: “Entregaos a mí; dadme esa voluntad; quitadla del dominio de Satanás, y yo tomaré posesión de ella; entonces podré obrar en vosotros para querer y hacer mi beneplácito.” Cuando él nos da el ánimo de Cristo, nuestra voluntad viene a ser como su voluntad, y nuestro carácter se transforma para ser como el carácter de Cristo. ¿Es su propósito hacer la voluntad de Dios? ¿Desea Vd. obedecer las Escrituras? “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” 1 4TS 158.3

Uno no está siguiendo a Cristo a menos que se niegue a satisfacer las inclinaciones propias, y resuelva obedecer a Dios. No son nuestros sentimientos, nuestras emociones, lo que nos hace hijos de Dios, sino el cumplir la voluntad de Dios. Una vida de utilidad está delante de Vd., si su voluntad viene a ser la voluntad de Dios. Entonces podrá subsistir con la virilidad que Dios le dió, como ejemplo de buenas obras. Entonces ayudará a mantener las reglas de la disciplina, en vez de contribuir a quebrantarlas. Entonces ayudará a mantener el orden, en vez de despreciarlo, e incitar a la vida irregular por su propia conducta. Le digo en el temor de Dios: Yo sé lo que Vd. puede ser si su voluntad es puesta de parte de Dios. “Coadjutores somos de Dios.” 2 Vd. puede hacer su obra para el tiempo y la eternidad de tal manera que resista la prueba del juicio. ¿Lo probará? ¿Realizará un cambio completo? Vd. es objeto del amor y la intercesión de Cristo. ¿No quiere entregarse ahora a Dios, y ayudar a los que están puestos como centinelas para proteger los intereses de su obra, en vez de causarles tristeza y desaliento? 4TS 159.1