Testimonios Selectos Tomo 4

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Capítulo 50—La necesidad de la iglesia

Aunque el mundo necesita simpatía, aunque necesita las oraciones y la ayuda de Dios, aunque necesita ver a Cristo en la vida de los que le siguen, el pueblo de Dios necesita igualmente oportunidades que atraigan sus simpatías, den eficiencia a sus oraciones, y desarrollen en ellos un carácter semejante al modelo divino. 4TS 340.1

Para proveer estas oportunidades, Dios ha colocado entre nosotros a los pobres, los infortunados, los enfermos y los dolientes. Son el legado de Cristo a su iglesia, y han de ser cuidados como él los cuidaría. De esta manera, Dios elimina la escoria y purifica el oro, dándonos la cultura del corazón y el carácter que necesitamos. 4TS 340.2

El Señor podría llevar a cabo su obra sin nuestra cooperación. No depende de nosotros por nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestro trabajo. Pero la iglesia es muy preciosa a su vista. Es el estuche que contiene sus joyas, el aprisco que encierra su rebaño, y él anhela verla sin mancha, tacha ni cosa semejante. El siente por ella anhelos de amor indecible. Esta es la razón por la cual nos ha dado oportunidades de trabajar para él, y acepta nuestras labores como prueba de nuestro amor y lealtad. 4TS 340.3

Al poner entre nosotros los pobres y los dolientes, el Señor nos está probando para revelarnos lo que está en nuestro corazón. No podemos apartarnos con seguridad de los principios, no podemos violar la justicia, no podemos descuidar la misericordia. Cuando vemos a un hermano que cae, no debemos pasar al otro lado, sino que hemos de hacer esfuerzos decididos e inmediatos para cumplir la Palabra de Dios ayudándole. No podemos obrar en forma contraria a las instrucciones especiales de Dios sin que el resultado de nuestra obra se refleje en nosotros. Debe arraigarse firmemente en la conciencia que cualquier cosa que deshonre a Dios en nuestra conducta no puede beneficiarnos. 4TS 340.4

Debe ser escrito en la conciencia, como con pluma de hierro en una roca, que el que desprecia la misericordia, la compasión y la justicia; el que descuida a los pobres, que pasa por alto las necesidades de la humanidad doliente, que no es bondadoso ni cortés, se conduce de tal manera que Dios no puede cooperar con él en el desarrollo del carácter. La cultura de la mente y el corazón se logran más fácilmente cuando sentimos tan tierna simpatía por los demás que sacrificamos nuestros beneficios y privilegios para aliviar sus necesidades. El obtener y retener todo lo que podemos para nosotros mismos fomenta la pobreza del alma. Pero todos los atributos de Cristo aguardan ser recibidos por aquellos que quieran hacer la misma obra que Dios les ha indicado obrando como Cristo obró. 4TS 341.1

Nuestro Redentor envía a sus mensajeros a dar testimonio a su pueblo. El dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” 1 Pero muchos se niegan a recibirle. El Espíritu Santo aguarda para enternecer y subyugar los corazones, pero no están dispuestos a abrir la puerta y dejar entrar al Salvador, por temor de que él requiera algo de ellos. Y así Jesús de Nazaret pasa de largo. El anhela concederles las ricas bendiciones de su gracia, pero se niegan a aceptarlas. ¡Qué cosa terrible es excluir a Cristo de su propio templo! ¡Qué pérdida para la iglesia! 4TS 341.2

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Las buenas obras nos cuestan un sacrificio, pero es este mismo sacrificio lo que provee disciplina. Estas obligaciones nos ponen en conflicto con los sentimientos y propensiones naturales, y al cumplirlas obtenemos victoria tras victoria sobre los rasgos objetables de nuestro carácter. La guerra prosigue, y así crecemos en la gracia. Así reflejamos la semejanza de Cristo, y estamos preparados para tener un lugar entre los benditos en el reino de Dios. 4TS 341.3

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Bendiciones, tanto temporales como espirituales acompañarán a aquellos que imparten a los necesitados lo que reciben del Maestro. Jesús realizó un milagro para alimentar a los cinco mil, es decir a una multitud cansada y hambrienta. Eligió un lugar agradable en el cual acomodar a la gente y les ordenó que se sentaran. Luego tomó los cinco panes y los dos pececillos. Sin duda se hicieron muchas observaciones acerca de la imposibilidad de satisfacer a cinco mil hombres hambrientos, además de las mujeres y los niños, con tan escasas provisiones. Pero Jesús dió gracias y puso los alimentos en las manos de los discípulos, para que los distribuyesen. Ellos los repartieron a la multitud, y el alimento se iba multiplicando en sus manos. Cuando la multitud hubo sido alimentada, los discípulos mismos se sentaron y comieron con Cristo de la provisión impartida por el cielo. Esta es una lección preciosa para cada uno de los que siguen a Cristo. 4TS 342.1

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La religión pura y sin mancha consiste en “visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo.” 2 Los miembros de nuestras iglesias necesitan grandemente un conocimiento de la piedad práctica. Necesitan practicar la abnegación y el sacrificio propio. Necesitan dar evidencia al mundo de que son semejantes a Cristo. Por lo tanto la obra que Cristo requiere de ellos no debe ser hecha por medio de otro, delegando en alguna comisión o institución la carga que ellos mismos deben llevar. Han de llegar a ser semejantes a Cristo en carácter, dando de sus recursos y de su tiempo, su simpatía, su esfuerzo personal, para ayudar a los enfermos, consolar a los afligidos, aliviar a los pobres, estimular a los desalentados, iluminar a las almas que están en las tinieblas, señalar a Cristo a los pecadores, grabar en los corazones la obligación de la ley de Dios. 4TS 342.2

La gente está vigilando y pesando a aquellos que aseveran creer las verdades especiales para este tiempo. Está vigilando para ver en qué representan su vida y conducta a Cristo. Al empeñarse humilde y fervientemente en la obra de hacer bien a todos, el pueblo de Dios ejercerá una influencia que se hará sentir en toda aldea y ciudad donde ha entrado la verdad. Si todos los que conocen la verdad echan mano de esta obra a medida que se les presentan las oportunidades, haciendo día tras día pequeños actos de amor en el vecindario donde viven, Cristo se manifestará a sus vecinos. El evangelio será revelado como poder viviente, y no como fábulas por arte compuestas u ociosas especulaciones. Se revelará como una realidad, no como el resultado de la imaginación o el entusiasmo. Esto tendrá más consecuencia que los sermones, la profesión de fe o los credos. 4TS 343.1

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Satanás está jugando el juego de la vida para apoderarse de cada alma. Sabe que la simpatía práctica es una prueba de la pureza y de la abnegación del corazón y hará todo esfuerzo posible para cerrar nuestro corazón a las necesidades ajenas, a fin de que finalmente no nos conmueva el espectáculo del sufrimiento. El introducirá muchas cosas para impedir la impresión del amor y la simpatía. Así fué como arruinó a Judas. Judas estaba constantemente haciendo planes para beneficiarse a sí mismo. En esto representa a una gran clase de los que profesan ser cristianos hoy. Por lo tanto necesitamos estudiar su caso. Estamos tan cerca de Cristo como él lo estaba. Sin embargo, si, como sucedió con Judas, la asociación con Cristo no nos hace uno con él, si no cultiva dentro de nuestro corazón una simpatía sincera hacia aquellos por quienes Cristo dió su vida, estamos en el mismo peligro que Judas de estar fuera de Cristo, juguete de las tentaciones de Satanás. 4TS 343.2

Necesitamos protegernos contra la primera desviación de la justicia; una transgresión, una negligencia en cuanto a manifestar el espíritu de Cristo, abren el camino a otra y aún otra, hasta que la mente queda dominada por los principios del enemigo. Si se cultiva el espíritu de egoísmo, llega a ser una pasión devoradora que nada sino el poder de Cristo puede subyugar. 4TS 344.1

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Cada iglesia necesita ser regida por el poder del Espíritu Santo; y ahora es el momento de orar por él. Pero en toda su obra con el hombre. Dios quiere que el hombre coopere con él. Con este fin, el Señor invita a la iglesia a tener una piedad más elevada, un sentido más justo de su deber, una comprensión más clara de sus obligaciones para con su Creador. La invita a ser un pueblo puro, santificado y activo. Y la obra caritativa es uno de los medios de conseguirlo, porque el Espíritu Santo se comunica con todos los que cumplen el servicio de Dios. 4TS 344.2

A los que están empeñados en esta obra quiero decir: Continuad trabajando con tacto y habilidad. Incitad a vuestros asociados a trabajar bajo algún nombre que les permita organizarse para cooperar en una acción armoniosa. Conseguid que los jóvenes de las iglesias trabajen. Combinad la obra médica con la proclamación del mensaje del tercer ángel.—Testimonies for the Church 6:266, 267. 4TS 344.3