Testimonios Selectos Tomo 2

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Capítulo 14—La ascensión.

El Cielo entero aguardaba la triunfal hora en que Jesús ascendería a su Padre. Vinieron los ángeles a recibir al Rey de gloria y escoltarlo triunfalmente hasta el cielo. Después de bendecir Jesús a sus discípulos, separóse de ellos y ascendió a los cielos seguido de numerosos cautivos libertados cuando él resucitó. Acompañábale una numerosísima hueste celestial, mientras una innumerable cohorte de ángeles esperaba en el cielo su llegada. Según iban ascendiendo a la santa ciudad, los ángeles que exaltaban a Jesús exclamaban: “Abrid, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.” Los ángeles de la ciudad exclamaban arrobados: “¿Quién es este Rey de gloria?” Los ángeles de la escolta respondían con voz de triunfo: “¡Jehová el fuerte y valiente! ¡Jehová el poderoso en batalla! Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.” Nuevamente los ángeles del cielo preguntaban: “¿Quién es este Rey de gloria?” Y los de la escolta respondían en melodiosas estrofas: “Jehová de los ejércitos; él es el Rey de la gloria.” 1 Y la celeste comitiva entró en la ciudad de Dios. 2TS 94.1

Entonces toda la hueste celestial rodeó a su majestuoso Caudillo e inclinóse ante él con profundísima adoración, arrojando las brillantes coronas a sus pies. Después pulsaron las áureas arpas y con dulces y melodiosas estrofas hinchieron el cielo de embelesadora música y cánticos en loor del Cordero que había sido inmolado y sin embargo vive en majestad y gloria. 2TS 94.2

Mientras los discípulos miraban tristemente al cielo para contemplar la última vislumbre de su ascendente Señor, dos ángeles vestidos de blanco se pusieron junto a ellos y les dijeron: “Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” 2 Los discípulos y la madre de Jesús que con ellos había presenciado la ascensión del Hijo de Dios, pasaron la noche siguiente hablando de las admirables obras de Jesús y de los extraños y gloriosos acontecimientos ocurridos en tan corto tiempo. 2TS 94.3

Satanás tuvo otra vez consejo con los ángeles y con acerbo odio contra el gobierno de Dios les dijo que mientras retuviese su poder y autoridad en la tierra, debían decuplicar sus esfuerzos contra los discípulos de Jesús. No habían podido lograr nada contra Cristo, pero a ser posible debían vencer a sus discípulos. En cada generación deberían procurar engañar a quienes creyeran en Jesús. Les dijo Satanás a sus ángeles que Jesús había conferido a sus discípulos la potestad de reprenderlos y expulsarlos, y de sanar a cuantos afligieran. Entonces, los ángeles de Satanás marcharon como rugientes leones a procurar destruir a los discípulos de Jesús. 2TS 95.1