Testimonios Selectos Tomo 1

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Introducción del orden en la iglesia

El número de miembros crecía gradualmente. Dios regaba la semilla sembrada y la hacía prosperar. Al principio nos reuníamos para el culto, y exponíamos la verdad a cuantos venían a oirnos en casas particulares, en amplios huertos, en granjas y arboledas y en edificios escolares; pero no pasó mucho tiempo antes que pudiéramos levantar modestos locales de culto. 1TS 193.1

Y a medida que aumentaba el número de miembros, era evidente que, sin una u otra forma de organización, hubiera sobrevenido una gran confusión y no hubiera sido posible llevar adelante la obra con éxito. La organización era indispensable para proveer al sostén del ministerio, dilatar la obra a nuevos campos, proteger a la iglesia y a los predicadores contra los miembros indignos, conservar los bienes de la iglesia, difundir la verdad por medio de la prensa y para muchos otros fines. 1TS 193.2

Sin embargo, había en nuestro pueblo violenta animosidad contra la organización. A ella se oponían los adventistas del primer día, y en la misma actitud estaba la mayor parte de los adventistas del séptimo día. En fervorosa oración recurrimos al Señor para que nos diese a entender su voluntad, y su Espíritu nos iluminó mostrándonos que la iglesia había de estar ordenada con entera disciplina, y que era esencial la organización. Todas las obras de Dios en el universo manifiestan orden y sistema. El orden es la ley del cielo y debe ser la ley del pueblo de Dios en la tierra. 1TS 193.3