Testimonios Selectos Tomo 1

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Confirmación de la fe

En noviembre de 1846, asistí con mi esposo a una reunión celebrada en Topsham (Maine), en la que estaba presente el pastor Bates, quien entonces no creía del todo que mis visiones fuesen de Dios. Aquella reunión revistió mucho interés. El Espíritu de Dios descendió sobre mí; tuve una visión de la gloria de Dios, y por vez primera se me mostraron otros planetas. Al salir de la visión, relaté lo que había visto. El pastor Bates me preguntó entonces si yo había estudiado astronomía, a lo que respondí que no recordaba haber mirado jamás un libro que tratase de esta ciencia. Entonces exclamó: “Esto es cosa del Señor.” Su aspecto se iluminó con la luz del cielo y exhortó con poder a la iglesia. 1TS 86.2

Acerca de su actitud respecto a las visiones, declaró el pastor Bates: 1TS 86.3

“Aunque nada veía en ellas contrario a la Palabra, me sentía alarmado y muy probado, y durante largo tiempo no quise creer que las visiones fuesen algo más que un fenómeno resultante de la prolongada debilidad corporal de la visionaria. 1TS 86.4

“Por lo tanto busqué ocasiones de interrogarla y hacerle preguntas capciosas, a ella y a las amigas que la acompañaban, especialmente a su hermana mayor, y esto en presencia de otras personas y cuando su mente estaba libre de excitación (fuera de las reuniones), todo ello con intento de averiguar la verdad, si fuese posible. Durante las visitas que desde entonces hizo la Hna. Elena a Nueva Bedford, Fairhaven, y mientras asistiera a nuestras reuniones, la he visto yo en éxtasis unas cuantas veces, como también la vi en Topsham (Maine); y todos los que presenciaron algunas de aquellas emocionantes escenas, saben con cuán vivo interés y ahinco escuchaba yo cada palabra, y vigilaba cada movimiento por si descubría alguna impostura o influencia mesmérica. Doy gracias a Dios por esta ocasión que me deparó de ser, juntamente con otras personas, testigo de estas cosas. Ahora puedo hablar confiadamente por mí mismo. Creo que es obra de Dios para consolar y fortalecer a su ‘pueblo tirado y repelado,’ desde que terminó nuestra obra... en octubre de 1844.” 1TS 86.5

Durante una reunión celebrada en Topsham, se me mostró que tendría mucha aflicción, y que se pondría a prueba nuestra fe después de regresar a Gorham donde residían mis padres. 1TS 87.1

Al regresar, caí muy enferma con intensos sufrimientos. Mis padres, mi esposo y mis hermanas se unieron en oración por mí, pero continué sufriendo durante tres semanas. A menudo desfallecía y quedaba como muerta, pero en respuesta a la oración, revivía. Mi agonía era tan grande que suplicaba a los que me rodeaban que no orasen por mí; porque pensaba que sus oraciones prolongaban tan sólo mis sufrimientos. Los vecinos creyeron que me moría. Y durante algún tiempo le plugo al Señor poner a prueba nuestra fe. 1TS 87.2

El Hno. Nichols y su esposa, de Dorchester (Massachusetts), se enteraron de mi aflicción, y su hijo Enrique vino a Gorham para traer algunas cosas con que aliviarme. Durante su visita, mis deudos volvieron a unirse en oración en demanda de mi restablecimiento. Después de orar los demás, el Hno. Enrique Nichols empezó a orar muy fervorosamente con el poder de Dios sobre él, y levantándose del suelo donde se había arrodillado, cruzó el aposento, y poniéndome las manos en la cabeza, dijo: “Hna. Elena, Jesucristo te sana.” Dicho esto, cayó para atrás, postrado por el poder de Dios. Yo creí que la obra era de Dios y desapareció el dolor. Mi alma se llenó de gratitud y paz. En mi corazón decía: “Sólo tenemos auxilio en Dios. Sólo podemos estar en paz cuando descansamos en él y esperamos su salvación.” 1TS 87.3