Testimonios Selectos Tomo 1

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Capítulo 9—Experiencias con el fanatismo

Al regresar a Portland, tropecé con notorias pruebas de los desoladores efectos del fanatismo. Algunos se figuraban que la religión consiste en mucha excitación y estrépito. Solían hablar de manera que irritaba a los incrédulos y concitaba el odio contra las doctrinas que enseñaban y contra ellos mismos. Entonces se regocijaban de verse perseguidos. Los incrédulos no podían ver consistencia en semejante conducta. En algunos lugares se les impidió a los hermanos celebrar sus reuniones. Los justos sufrían con los culpables. 1TS 72.1

Mi ánimo se apesadumbraba y entristecía al ver que la causa de Cristo quedaba perjudicada por la conducta de aquellos imprudentes hombres, que no sólo perdían sus propias almas, sino que echaban sobre la causa un estigma difícil de borrar. Y Satanás lo veía con gusto. Le convenía que gentes profanas manoseasen la verdad; que ésta quedase mezclada con el error, y que luego el todo fuese hollado en el polvo. Miraba con aire de triunfo el estado confuso y disperso de los hijos de Dios. 1TS 72.2

Temblábamos por las iglesias que iban a caer bajo el yugo de este espíritu de fanatismo. Mi corazón se dolía por el pueblo de Dios. ¿Había de engañarle y extraviarle aquel falso entusiasmo? Yo comuniqué fielmente las advertencias que me había dado el Señor; pero poco efecto produjeron, fuera de concitar contra mí los celos de aquellos extremistas. 1TS 72.3