Testimonios Selectos Tomo 1

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En guardia

Tal es la escena que se me representó. Pero la iglesia ha de combatir contra enemigos visibles e invisibles. Los agentes de Satanás están en forma humana sobre el terreno. Los hombres se han confederado para oponerse al Señor de los ejércitos. Estas confederaciones proseguirán hasta que Cristo deje su lugar de intercesión ante el propiciatorio y se revista del ropaje de venganza. En todas las ciudades hay agentes satánicos, que organizan en partidos a los que se oponen a la ley de Dios. Algunos que se llaman santos y otros que se declaran incrédulos, se incorporan a estos partidos. No es hora de que el pueblo de Dios flaquee. No debemos dejar de permanecer en guardia ni un solo instante. “Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra la asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y estar firmes, habiendo acabado todo. Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad, y vestidos de la cota de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de paz; sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de salud, y la espada del Espíritu; que es la palabra de Dios.” Efesios 6:10-17. 1TS 227.3

“Y esto ruego, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que discernáis lo mejor; que seáis sinceros y sin ofensa para el día de Cristo; llenos de frutos de justicia, que son por Jesucristo, a gloria y loor de Dios.” Filipenses 1:9-11. 1TS 228.1

“Solamente que converséis como es digno del evangelio de Cristo; para que ... oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, unánimes combatiendo juntamente por la fe del evangelio, y en nada intimidados de los que se oponen: que a ellos ciertamente es indicio de perdición, mas a vosotros de salud; y esto de Dios; porque a vosotros es concedido por Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él.” Filipenses 1:27-29. 1TS 228.2

En estos últimos días se han revelado visiones de futura gloria, escenas descriptas por la mano de Dios, y éstas han de ser preciosas para su iglesia. ¿Qué sostuvo al Hijo de Dios en sus pruebas y tribulaciones cuando fué traicionado y condenado? Vió el trabajo de su alma y quedó satisfecho. Tuvo una visión de la eternidad y vió la dicha de quienes, mediante su humillación, recibirán el perdón y la vida eterna. Herido fué por sus rebeliones y molido por sus pecados: el castigo de su paz sobre él; y por sus llagas fueron ellos curados. Escuchó su oído la exclamación de los redimidos. Oyó cantar a los rescatados el cántico de Moisés y del Cordero. 1TS 229.1

Hemos de tener una visión del porvenir y de la beatitud del cielo. Hemos de colocarnos en el umbral de la eternidad y escuchar la amable bienvenida dada a quienes en esta vida cooperaron con Cristo, considerando como un privilegio y un honor sufrir por su causa. Cuando se unan con los ángeles, depositarán sus coronas a los pies del Redentor exclamando: “El Cordero que fué inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza. ... Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás.” Apocalipsis 5:12, 13. 1TS 229.2

Allí los redimidos saludarán a quienes los llevaron al ensalzado Salvador. Se unirán para alabar a Aquel que murió para que los seres humanos pudiesen tener vida comparable a la vida de Dios. El conflicto ha terminado. Acabó toda tribulación y lucha. Cantos de victoria henchirán los cielos cuando los redimidos rodeen el trono de Dios. Todos repetirán la alegre estrofa: “Digno, digno es el Cordero que fué inmolado y vive otra vez, como triunfante vencedor.” 1TS 230.1

“Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos; y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero. ... 1TS 230.2

“Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos. No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” “Y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas.” 1TS 230.3