Testimonios Selectos Tomo 1

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Capítulo 39—Visión del conflicto

Vi en visión dos ejércitos en terrible conflicto. Uno de los ejércitos llevaba en sus banderas las insignias del mundo. El otro enarbolaba la ensangrentada enseña del príncipe Emmanuel. Pero bandera tras bandera quedaron arrastradas por el polvo; a medida que compañía tras compañía del ejército del Señor se juntaron al enemigo, tribu tras tribu se apartaba de las filas enemigas para unirse con el pueblo de Dios, guardador de sus mandamientos. Un ángel que volaba por en medio del cielo, puso el estandarte de Emmanuel en muchas manos, mientras un poderoso caudillo gritaba con robusta voz: “Poneos en línea de batalla. Tomen su puesto cuantos sean leales a los mandamientos de Dios y al testimonio de Cristo. Salid de entre ellos y preparaos sin tocar a lo inmundo, y yo os recibiré y os seré por Padre y seréis mis hijos e hijas. Vengan cuantos quieran acudir en socorro a Jehová, en socorro a Jehová contra los fuertes.” 1TS 226.1

La victoria se balanceaba de uno a otro lado. A veces los soldados de la cruz retrocedían “como abanderado en derrota.” Isaías 10:18. Pero su aparente retirada les servía para colocarse en más ventajosas posiciones. Se oyeron exclamaciones de júbilo. Resonó un canto de alabanza a Dios, y las voces de los ángeles se unieron al cántico, mientras los soldados de Cristo plantaron su bandera en los muros de la fortaleza hasta entonces poseída por el enemigo. El Capitán de nuestra salvación ordenaba la batalla, y mandaba auxilio a sus soldados. Su poder se desplegaba enérgicamente, y les alentaba a llevar hasta junto a las puertas el ataque. 1TS 226.2

Les mostraba terribles justicias al conducirlos paso tras paso venciendo y para vencer. 1TS 226.3

Finalmente se ganó la victoria. Triunfó gloriosamente el ejército que seguía la bandera que llevaba por inscripción: “Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” Los soldados de Cristo se apiñaban junto a las puertas de la ciudad, que gozosa recibió a su Rey. Quedó establecido el reino de paz, de gozo y de eterna justicia. 1TS 227.1