De la Cuidad al Campo

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Sección 1—Exhortación a abandonar las ciudades

Los peligros de las ciudades

“Pocos comprenden la importancia que tiene el rehuir, hasta donde sea posible, todas las compañías que no favorecen la vida religiosa. Al elegir su ambiente, pocos son los que dan la primera consideración a la prosperidad espiritual. DCC 4.1

“Los padres acuden con sus familias a las ciudades, porque se imaginan que allí es más fácil ganarse la vida que en el campo. Los hijos, no teniendo qué hacer cuando no están en la escuela, se educan en la calle. De las malas compañías adquieren hábitos de vicio y disipación. Los padres ven todo esto, pero la corrección de su error requeriría un sacrificio y permanecen donde están, hasta que Satanás obtiene pleno dominio de sus hijos. Mejor es sacrificar cualesquiera consideraciones mundanales, o aun todas ellas, antes que poner en peligro las almas preciosas confiadas a vuestro cuidado. Serán asaltadas por tentaciones, y se les debe enseñar a arrostrarlas; pero es vuestro deber suprimir toda influencia, romper todo hábito, cortar todo vínculo que os impidan realizar la entrega más libre, abierta y cordial de vosotros mismos y vuestras familias a Dios. DCC 4.2

“En vez de la ciudad atestada, buscad algún lugar apartado, donde vuestros hijos estén, hasta donde se pueda, protegidos de la tentación, y allí educadlos para ser útiles. El profeta Ezequiel enumera así las causas que condujeron al pecado y la destrucción de Sodoma: ‘Soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso’. Ezequiel 16:49. Todos los que quieran escapar a la suerte de Sodoma, deben rehuir la conducta que trajo los juicios de Dios sobre aquella ciudad perversa”.—Joyas de los Testimonios 2:74 (1882). DCC 4.3