Servicio Cristiano

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El remedio seguro

Para los desalentados hay un remedio seguro en la fe, la oración y el trabajo. La fe y la actividad impartirán una seguridad y una satisfacción que aumentarán de día en día. ¿Estáis tentados a ceder a presentimientos ansiosos o al abatimiento absoluto? En los días más sombríos, cuando en apariencia hay más peligro, no temáis. Tened fe en Dios. El conoce vuestra necesidad. Tiene toda potestad. Su compasión y amor infinitos son incansables. No temáis que deje de cumplir su promesa. El es la verdad eterna. Nunca cambiará el pacto que hizo con los que le aman. Y otorgará a sus fieles siervos la medida de eficiencia que su necesidad exige.—La Historia de Profetas y Reyes, 121. SC 135.1

Hay solamente una cura verdadera para la pereza espiritual, y ésta es el trabajo: el trabajar por las almas que necesitan vuestra ayuda.—Testimonies for the Church 4:236. SC 135.2

Tal es la receta que Cristo prescribió para el alma que desmaya, duda y tiembla. Levántense los pesarosos, los que andan tristes delante del Señor, y socorran a alguien que necesita auxilio.—Joyas de los Testimonios 2:504. SC 135.3

Los cristianos que están creciendo constantemente en fervor, en celo y en amor, nunca apostatarán.—The Review and Herald, 7 de junio de 1887. SC 135.4

Son aquellos que no se hallan ocupados en una labor abnegada los que tienen una experiencia enfermiza, y llegan a agotarse por la lucha, dudando, murmurando, pecando, y arrepintiéndose, hasta que pierden todo sentido de lo que constituye la genuina religión. Sienten que no pueden regresar al mundo, y así se mantienen en los contornos de Sión, albergando pequeños celos, envidias, chascos y remordimientos. Están llenos de un espíritu que busca faltas, y se alimentan de los errores de sus hermanos. Tienen sólo una experiencia de desesperación y de falta de fe en su vida religiosa.—The Review and Herald, 2 de septiembre de 1890. SC 136.1