Servicio Cristiano

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Profesión y expresión

Toda verdad importante recibida en el corazón debe hallar expresión en la vida. Es en proporción a la medida que se recibe del amor de Cristo como los hombres desean proclamar su poder a otros; y el mismo acto de proclamarlo, profundiza e intensifica el valor que tiene para nuestras propias almas.—The Review and Herald, 19 de febrero de 1889. SC 120.1

Nuestra fe debe ser prolífica en buenas obras, porque la fe sin obras es muerta.—Joyas de los Testimonios 1:487. SC 120.2

Todos los que reciben el mensaje del Evangelio en su corazón anhelarán proclamarlo. El amor de Cristo ha de expresarse.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 116. SC 120.3

Hemos de alabar a Dios mediante un servicio tangible, haciendo todo lo que podamos para aumentar la gloria de su nombre.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 275. SC 120.4

En este tiempo, nuestra fe no debe limitarse a un simple asentimiento, a una simple adhesión al mensaje del tercer ángel. Necesitamos el aceite de la gracia de Cristo para alimentar nuestras lámparas, hacer brillar la luz de la vida e indicar el camino a los que están en tinieblas.—Joyas de los Testimonios 3:356. SC 120.5

Vuestra fuerza y bendiciones espirituales estarán en proporción con el trabajo de amor y las buenas obras que realicéis.—Testimonies for the Church 3:526. SC 120.6

Mucho más podría hacerse por Cristo si todos los que tienen la luz de la verdad la practicaran.—Testimonies for the Church 9:40. SC 120.7

Se me mostró que como pueblo somos deficientes. Nuestras obras no están de acuerdo con nuestra fe. Nuestra fe testifica que estamos viviendo bajo la proclamación del más solemne e importante mensaje que se haya dado jamás a los mortales. Sin embargo, con plena conciencia de este hecho, nuestros esfuerzos, nuestro celo, nuestro espíritu de abnegación no se comparan con el carácter de la obra. Debemos levantarnos de entre los muertos, y Cristo nos dará vida.—Testimonies for the Church 2:114. SC 120.8

Salid con fe, y proclamad la verdad como si la creyerais. Que aquellos por los cuales trabajáis vean que para vosotros es en verdad una realidad viviente.—Testimonies for the Church 9:42. SC 121.1

El argumento más poderoso en favor del cristianismo es una vida semejante a la de Cristo.—Joyas de los Testimonios 3:290. SC 121.2

Hay muchos que profesan el nombre de Cristo cuyos corazones no se empeñan en su servicio. Sencillamente hacen profesión de piedad, pero por este mismo hecho han ampliado su condenación y han llegado a ser agentes satánicos más engañosos y que alcanzan más éxito en la ruina de las almas.—The Review and Herald, 27 de marzo de 1888. SC 121.3

Los que aguardan al Señor, purifican sus almas obedeciendo la verdad. Con la vigilancia, combinan el trabajo ferviente. Por cuanto saben que el Señor está a las puertas, su celo se vivifica para cooperar con los seres divinos en trabajar para la salvación de las almas. Estos son los siervos fieles y prudentes que dan a la familia del Señor “a tiempo ... su ración”. Declaran la verdad que tiene aplicación especial a su tiempo. Como Enoc, Noé, Abrahán y Moisés declararon cada uno la verdad para su tiempo; así también los siervos de Cristo dan ahora la amonestación especial para su generación.—El Deseado de Todas las Gentes, 573. SC 121.4

Nuestra situación delante de Dios depende, no de la cantidad de luz que hemos recibido, sino del empleo que damos a lo que tenemos. Así, aun los paganos que eligen lo recto en la medida en que lo pueden distinguir, están en una condición más favorable que aquellos que tienen gran luz y profesan servir a Dios, pero desprecian la luz y por su vida diaria contradicen su profesión.—El Deseado de Todas las Gentes, 200, 201. SC 121.5

Todo cristiano tiene la oportunidad no sólo de esperar, sino de apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan el nombre de Cristo llevaran fruto para su gloria, cuán prontamente se sembraría en todo el mundo la semilla del Evangelio. Rápidamente maduraría la gran cosecha final, y Cristo vendría para recoger el precioso grano.—Lecciones Prácticas del Gran Maestro, 60. SC 122.1

Los cristianos deben despertarse, y asumir sus deberes descuidados; pues la salvación de sus propias almas depende de sus esfuerzos individuales.—The Review and Herald, 23 de agosto de 1881. SC 122.2

El verdadero culto consiste en trabajar junto con Cristo. Las oraciones, la exhortación y la plática son frutos baratos, que frecuentemente se hallan relacionados; pero los frutos que se manifiestan en buenas obras, en cuidar al necesitado, al huérfano, a la viuda, son frutos genuinos, y crecen naturalmente en un árbol bueno.—The Review and Herald, 16 de agosto de 1881. SC 122.3

Que los miembros individuales de la iglesia asuman la obra que les fuera señalada de difundir y recibir la luz. Nadie puede excusarse de ser un hombre ocioso en la viña del Señor.—The Review and Herald, 19 de febrero de 1889. SC 122.4

La acción es el fruto que Cristo exige que llevemos: hacer actos de benevolencia, hablar palabras bondadosas, y manifestar tierna consideración para con los pobres, necesitados y afligidos.—The Review and Herald, 16 de agosto de 1881. SC 122.5

La mujer samaritana que hablaba con Jesús junto al pozo de Jacob, apenas encontró al Salvador, fué a buscar a otros para llevarlos a Jesús Así dió pruebas de ser más verdadera misionera que los mismos discípulos de Jesús. Estos no veían en Samaria nada que indicara que fuese un campo lleno de esperanzas. Sus pensamientos se fijaban más bien en una gran obra para lo por venir. No echaban de ver que en torno suyo había una cosecha que recoger. Pero por medio de la mujer a quien despreciaban, toda una ciudad fué atraída para oir a Jesús. Así es como llevó ella en un momento la luz a sus vecinos. Esta mujer representa lo que puede hacer la fe práctica en Cristo.—El Ministerio de Curación, 95. SC 122.6

Los adventistas del séptimo día están realizando progresos, duplicando su número, estableciendo misiones, y desplegando la bandera de la verdad en los lugares tenebrosos de la tierra; sin embargo la obra avanza mucho más lentamente de lo que Dios quisiera. ¿Por qué? Los miembros de la iglesia no están despiertos individualmente para empeñar los más fervientes esfuerzos de que son capaces, y todos los ramos de la obra se hallan estorbados por la falta de piedad fervorosa, y de trabajadores consagrados, humildes, y temerosos de Dios. ¿Dónde están los soldados de la cruz de Cristo? Prepárense para la batalla contra el error los que temen a Dios, los honrados, los sinceros, los que miran firmemente la gloria de Dios. Hay demasiados corazones desfallecientes y cobardes en esta hora de conflicto espiritual. ¡Ojalá que de la debilidad se conviertan a la fortaleza, aumenten su valentía en la lucha, y pongan en fuga las huestes del enemigo!—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 290. SC 123.1

Es un principio universal que cuandoquiera que uno se niegue a usar las facultades que Dios le da, éstas decaen y mueren. La verdad que no se vive, que no se imparte, pierde su poder vivificante, su virtud sanadora.—Los Hechos de los Apóstoles, 168. SC 123.2

Nada fortalecerá tanto vuestra piedad como trabajar para hacer progresar la causa que profesáis amar, en lugar de trabarla.—Testimonies for the Church 4:236. SC 124.1

Los que se esfuerzan en mantener una vida cristiana aceptando pasivamente las bendiciones que vienen por la gracia, sin hacer nada por Cristo, procuran simplemente vivir comiendo sin trabajar. Pero el resultado de esto, tanto en el mundo espiritual como en el temporal, es siempre degeneración y decadencia.—El Camino a Cristo, ed. 1952, 80. SC 124.2