Servicio Cristiano

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Requisitos esenciales para el éxito

La presencia del Espíritu en los obreros de Dios dará a la proclamación de la verdad un poder que todo el honor y la gloria del mundo no podrían conferirle.—Los Hechos de los Apóstoles, 42. SC 314.2

Dios no nos pide que hagamos con nuestras propias fuerzas la obra que tenemos ante nosotros. El ha provisto ayuda divina para todas las emergencias en que nuestros recursos humanos no basten. Otorga el Espíritu Santo para ayudar en todo aprieto, para fortalecer nuestra esperanza y seguridad, y para iluminar nuestras mentes y purificar nuestros corazones.—The Southern Watchman, 1 de agosto de 1905. SC 314.3

Después del descenso del Espíritu Santo, los discípulos estaban tan llenos de amor hacia Cristo y hacia aquellos por quienes él murió, que los corazones se conmovían por las palabras que hablaban y las oraciones que ofrecían. Hablaban con el poder del Espíritu; y bajo la influencia de ese poder miles se convirtieron.—Los Hechos de los Apóstoles, 19. SC 314.4

No hay límite a la utilidad del que, poniendo a un lado el yo, permite que el Espíritu Santo obre sobre su corazón, y vive una vida enteramente consagrada a Dios.—The Southern Watchman, 1 de agosto de 1905. SC 315.1

¿Cuál fué el resultado del derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés? Las buenas nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas hasta los últimos confines del mundo conocido. ... Por sus labores, se unieron a la iglesia hombres escogidos, quienes, al recibir la palabra de vida, consagraron sus vidas a la obra de dar a conocer a otros la esperanza que había llenado sus corazones de paz y gozo. Centenares proclamaron el mensaje: “El reino de Dios se ha acercado.” No podía contenérselos o intimidárselos con amenazas. El Señor hablaba por medio de ellos; y doquiera fueran, los enfermos sanaban, y los pobres oían el Evangelio. De un modo igualmente poderoso puede Dios obrar cuando los hombres se entregan al dominio de su Espíritu.—The Southern Watchman, 1 de agosto de 1905. SC 315.2

El Espíritu Santo es el aliento de la vida espiritual. El impartimiento del Espíritu es el impartimiento de la vida de Cristo. Imbuye al que lo recibe con los atributos de Cristo. Únicamente aquellos que han sido enseñados de Dios, los que poseen la operación interna del Espíritu, y en cuya vida se manifiesta la vida de Cristo, han de destacarse como hombres representativos que ministren en favor de la iglesia.—El Deseado de Todas las Gentes, 734. SC 315.3

Pronto se realizarán cambios peculiares y rápidos, y el pueblo de Dios debe estar dotado del Espíritu Santo para que, con sabiduría celestial, pueda hacer frente a las emergencias de esta época, y hasta donde sea posible contrarrestar los movimientos desmoralizadores del mundo. Si la iglesia no se duerme, si los discípulos de Cristo velan y oran, podrán tener luz para comprender y apreciar los movimientos del enemigo.—Joyas de los Testimonios 3:69. SC 315.4