Servicio Cristiano

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Tacto

Los que se entregan plenamente a Dios han de poner reflexión, oración y tacto consagrado y ferviente en sus labores.—The Signs of the Times, 29 de mayo de 1893. SC 285.4

El hombre que posee tacto, laboriosidad y entusiasmo, obtiene éxito en los negocios temporales, y las mismas cualidades consagradas a la obra de Dios, resultarán doblemente eficientes; porque el poder divino se combinará con el esfuerzo humano.—Testimonies for the Church 5:276. SC 286.1

En la obra de ganar almas, se necesita mucho tacto y sabiduría. El Salvador no suprimió nunca la verdad, sino que la declaró siempre con amor. En su trato con los demás, él manifestaba el mayor tacto, y era siempre bondadoso y reflexivo. Nunca fué rudo, nunca dijo sin necesidad una palabra severa, nunca causó pena innecesaria a un alma sensible. No censuró la debilidad humana. Denunció sin reparos la hipocresía, la incredulidad e iniquidad, pero había lágrimas en su voz cuando pronunciaba sus penetrantes reprensiones. Nunca hizo cruel la verdad, sino que manifestó siempre profunda ternura hacia la humanidad. Cada alma era preciosa a su vista. Se portaba con divina dignidad y se inclinaba con la más tierna compasión y consideración sobre cada miembro de la familia de Dios. En todos veía almas que era su misión salvar.—Obreros Evangélicos, 123. SC 286.2

Algunas personas impulsivas, aunque sinceras, después que se ha dado un discurso categórico, suelen acercarse de una manera muy abrupta a los que no creen como nosotros y hacerles así repelente la verdad que deseamos verlos recibir. “Los hijos de este siglo son en su generación más sagaces que los hijos de luz.” Los negociantes y los políticos estudian la cortesía. Es su costumbre hacerse tan atrayentes como les sea posible. Procuran que sus discursos y modales ejerzan la mayor influencia sobre la mente de cuantos los rodeen. Emplean su conocimiento y capacidad tan hábilmente como les resulta posible a fin de alcanzar su objeto.—Joyas de los Testimonios 1:455. SC 286.3

Este mensaje ha de ser proclamado, pero no obstante ello, hemos de ser cuidadosos de no acosar ni condenar a los que no poseen la luz que nosotros tenemos. No hemos de apartarnos de nuestro camino para hacer rudos ataques a los católicos. Entre ellos hay muchos que son cristianos muy concienzudos: andan según toda la luz que brilla sobre ellos, y Dios obrará en su favor.—Testimonies for the Church 9:243. SC 287.1