Servicio Cristiano

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La reforma en favor de la temperancia

Entre todos los que se llaman amigos de la temperancia, los adventistas deben hallarse en primera fila.—Obreros Evangélicos, 398. SC 270.3

Acerca de la cuestión de la temperancia, mantened vuestra posición sin vacilar. Sed tan firmes como una roca.—Obreros Evangélicos, 409, 410. SC 270.4

Tenemos que hacer una obra en los ramos de la temperancia además de hablar en público. Debemos presentar nuestros principios en folletos, libritos y periódicos. Debemos emplear todo medio posible para despertar a nuestro pueblo a fin de que cumpla con su deber de ponerse en relación con los que no conocen la verdad. El éxito que hemos obtenido en la obra misionera ha sido plenamente proporcionado a los esfuerzos abnegados que hemos hecho. El Señor solo sabe cuánto podríamos haber logrado si nos hubiésemos humillado delante de él y hubiésemos proclamado la verdad de la temperancia de una manera clara y directa.—Obreros Evangélicos, 399. SC 271.1

La cuestión de la temperancia ha de recibir decidido apoyo de parte del pueblo de Dios. La intemperancia está luchando por el predominio; la complacencia propia va en aumento, y se necesitan con urgencia publicaciones que traten el tema de la reforma pro salud. Las publicaciones que versen sobre este punto son la mano ayudadora del Evangelio, pues inducen a las almas a estudiar la Biblia para obtener un conocimiento mejor de la verdad. Ha de hacerse sonar la nota de amonestación contra el gran mal de la intemperancia; y a fin de que esto se cumpla, cada observador del sábado debiera estudiar y poner en práctica la instrucción contenida en nuestros periódicos y libros sobre salud. Y han de hacer aún más que esto: han de realizar esfuerzos fervientes por hacer circular estas publicaciones entre sus vecinos.—The Southern Watchman, 20 de noviembre de 1902. SC 271.2

Presénteseles el compromiso de abstinencia completa, aconsejándoseles que todo el dinero que pudieran gastar en bebidas, tabaco, o cosas por el estilo, lo dediquen al alivio de los enfermos pobres, o a la educación de niños y jóvenes para provecho del mundo.—El Ministerio de Curación, 202. SC 271.3