Nuestra Elevada Vocacion

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El ejemplo de Cristo como vencedor, 28 de marzo

Detén asimismo a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí: entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Salmos 19:13. NEV 95.1

Cristo enfrentó y venció en el desierto las grandes tentaciones que asediarían al hombre. Su victoria sobre el apetito, la presunción y el mundo, nos muestra cómo podemos hacer. Satanás ha vencido a millones tentándolos por el apetito, e induciendo a los hombres a ceder a pecados de presunción. Hay muchos que profesan ser seguidores de Cristo, ... quienes, sin apenas pensarlo, se sumergen en escenas de tentación, que requerirían un milagro para sacarlos sin contaminación. La meditación y la oración los habrían preservado, y los habrían inducido a evitar las posiciones peligrosas en las cuales se han colocado por su voluntad, y las que le dan a Satanás una ventaja sobre ellos. NEV 95.2

Las promesas de Dios no son para que las reclamemos imprudentemente, para protegernos mientras corremos temerariamente hacia el peligro, violando las leyes de la naturaleza, o desentendiéndonos de la prudencia y del juicio que Dios nos ha dado. Esto no sería una fe genuina, sino presunción. ... Satanás acude a nosotros con honor mundano, riquezas y los placeres de la vida. Estas tentaciones son variadas, para adaptarlas a hombres de toda categoría y condición, para tentarlos y alejarlos de Dios, para servirse a sí mismos más que a su Creador. “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:9), le dijo Satanás a Cristo. Y Satanás le dice al hombre: “Todo esto te daré”. “Todo este dinero, toda esta tierra, todo este poder, y honor, y riquezas te daré”; y el hombre queda encantado, engañado, y traidoramente arrastrado a su ruina. Si nos entregamos a la mundanalidad del corazón y de la vida, Satanás está satisfecho. NEV 95.3

El Salvador venció al astuto enemigo, mostrándonos cómo vencerlo. El nos ha dejado su ejemplo, para que podamos repeler a Satanás mediante las Escrituras. El pudo haber recurrido a su propio poder divino, ... pero su ejemplo no habría sido de utilidad para nosotros. Cristo empleó únicamente las Escrituras. ¡Cuán importante es que la Palabra de Dios sea estudiada cabalmente, y obedecida, para que en caso de emergencia podamos ser “enteramente instruidos para toda buena obra” (2 Timoteo 3:17), y especialmente fortificados para hacer frente al astuto enemigo.—Carta 1, 1872, pp. 2, 3. NEV 95.4