Nuestra Elevada Vocacion

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Nuestro redentor es una piedra de fortaleza, 17 de febrero

Por tanto, el Señor Jehová dice así: He aquí que yo fundo en Sión una piedra, piedra de fortaleza, de esquina, de precio, de cimiento estable: el que creyere, no se apresure. Isaías 28:16. NEV 56.1

Nuestro Redentor es una “Piedra de Fortaleza”. Se ha realizado el experimento, la gran prueba ha sido aplicada con éxito perfecto. En él se ha cumplido todo el propósito de Dios para salvar al mundo perdido. Nunca fundamento alguno fué sometido a una prueba tan severa como esta “Piedra de Fortaleza”. El Señor Jehová sabía lo que podía soportar esta piedra de fundamento. Los pecados de todo el mundo podían acumularse sobre ella. Los elegidos del Señor debían ser perdonados, las puertas del cielo debían ser abiertas para todo aquel que creyera; sus glorias indecibles debían ser entregadas a los vencedores. NEV 56.2

Cristo es una “Piedra de Fortaleza”, fortalecida por la perversidad del hombre. Tú, oh, Salvador nuestro, has tomado la carga; tú has dado paz y reposo; tú has sido probado, probado por creyentes que han llevado sus dificultades a tu simpatía, sus tristezas a tu amor, sus heridas a tu poder sanador, su debilidad a tu fortaleza, su vacuidad a tu plenitud; y nunca, nunca ha sido chasqueada una sola alma, Jesús, mi Piedra de Fortaleza, a ti iré momento a momento, en tu presencia soy ensalzada sobre todo dolor. “Clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare: a la Peña más alta que yo me conduzcas”. Salmos 61:2. NEV 56.3

Es nuestro privilegio disfrutar de una dulce comunión con Dios. Su sangre expiatoria es preciosa para el creyente, preciosa es su justicia que justifica. “Ella es pues honor a vosotros que creéis”. 1 Pedro 2:7. NEV 56.4

Cuando medito en esta fuente de poder vivificador, a la cual podemos acudir, lamento que tantos estén perdiendo el gozo que podrían tener si consideraran su verdad. Debemos ser hijos e hijas de Dios, que crezcan hasta convertirse en un santo templo del Señor. “Ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. Efesios 2:19, 20. Este es nuestro privilegio.—The Review and Herald, 19 de marzo de 1895. NEV 56.5