Nuestra Elevada Vocacion

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Coronas para los fieles, 23 de diciembre

Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:8. NEV 365.1

El gran apóstol de los gentiles, ¿hizo un verdadero sacrificio cuando cambió el farisaísmo por el Evangelio de Cristo? Contestamos que no. Con decidido propósito dió las espaldas a la riqueza, a los amigos y a la distinción social, a los honores públicos y a sus parientes a quienes amaba tierna y sinceramente. Prefirió ligar su nombre y su destino con los de un pueblo a quien había considerado como lo más bajo y despreciable de todas las cosas. Pero, por amor de Cristo sufrió la pérdida de todo. Sus obras fueron más abundantes que las de cualquiera de los discípulos, y sus sufrimientos excedieron toda medida. Fué golpeado con vara, apedreado, naufragó, a menudo estuvo en peligro de muerte. Estuvo en peligro en el mar y en la tierra, en la ciudad y en el desierto, a causa de los ladrones y de sus propios conciudadanos. Prosiguió su misión aquejado por continuas flaquezas, por el dolor, por el cansancio, por las vigilias, por el frío, por la desnudez. ... Cuando respondió ante el sanguinario Nerón, ningún hombre lo acompañó. ... NEV 365.2

Pero, ¿dedicó Pablo su precioso tiempo a hablar de sus aflicciones? No, desvió la atención de sí mismo a Jesús. No vivió para lograr su propia felicidad, y sin embargo fué feliz. ... “Sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones” 2 Corintios 7:4. Y en los últimos días de su vida, teniendo en vista la muerte del martirio, exclamó con satisfacción: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. 2 Timoteo 4:7. Y fijando su vista en el futuro inmortal, el cual había sido el motivo grande e inspirador de toda su carrera, añadió, plenamente seguro de su fe: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día”—y entonces este hombre que vivió para otros se olvida de sí mismo—; “y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. ¡Oh, noble hombre de fe!—Carta 1, 1883, pp. 12, 13. NEV 365.3

Pablo fué un ejemplo vivo de lo que cada cristiano debería ser. Vivió para la gloria de Dios. Sus palabras nos llegan resonando a través del tiempo: “Para mí el vivir es Cristo” Filipenses 1:21.—The Review and Herald, 29 de mayo de 1900. NEV 365.4