Nuestra Elevada Vocacion

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En medio del fuego, 18 de diciembre

Cualquiera pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32. NEV 360.1

Una confesión de Cristo significa algo más que dar testimonio en una reunión social.—The Review and Herald, 3 de mayo de 1892. NEV 360.2

Tenemos que realizar una confesión diferente de aquella que hemos estado haciendo; y tendremos que hacerla bajo diferentes circunstancias. Los tres hebreos fueron llamados a confesar a Cristo frente al horno de fuego. El rey les había ordenado postrarse y adorar a la imagen de oro que él había erigido, y los había amenazado que si no lo hacían serían arrojados vivos al horno de fuego, pero ellos contestaron: “No cuidamos de responderte sobre este negocio. He aquí nuestro Dios a quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo, y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que tu dios no adoraremos, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”. Daniel 3:16-18. Confesar a Cristo de este modo no era algo baladí, porque sus vidas estaban en juego. NEV 360.3

Entonces el rey ordenó que se calentara el horno siete veces más de lo corriente, y los fieles hijos de Dios fueron arrojados al horno. “Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantóse a priesa, y habló, y dijo a los de su consejo: ¿No echaron tres varones atados adentro del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Es verdad, oh rey. Respondió él y dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego, y ningún daño hay en ellos: y el parecer del cuarto es semejante a hijo de los dioses”. Vers. 24, 25. ... Entonces Nabucodonosor llamó a los siervos de Dios y no se encontró en ellos ni siquiera olor a humo. Si a vosotros se os pide que paseéis en el horno de fuego en el nombre de Cristo, Jesús estará a vuestro lado. “Cuando pesares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti” Isaías 43:2.—Ibid. NEV 360.4