Nuestra Elevada Vocacion

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La fe debe horadar las tinieblas, 14 de noviembre

He aquí, aunque me matare, en él esperaré; ... Y él mismo me será salud. Job 13:15, 16. NEV 326.1

El verdadero cristiano no permite que ninguna consideración terrena se interponga entre su alma y Dios. ... NEV 326.2

Cuando la depresión le sobreviene al alma no da evidencia de que Dios haya cambiado. El es “el mismo, ayer, y hoy, y por los siglos”. Hebreos 13:8. Estáis seguros del favor de Dios cuando sois sensibles a los rayos del Sol de Justicia; pero si las nubes ocultan vuestra alma, no debéis pensar que estáis olvidados. Vuestra fe debe horadar las tinieblas. Vuestros ojos deben ser puros, y todo vuestro cuerpo estará lleno de luz. Debéis mantener ante la mente las riquezas de la gracia de Cristo. Atesorad las lecciones que proporciona su amor. Que vuestra fe sea como la de Job, para que podáis decir: “Aunque me matare, en él esperaré”. ... NEV 326.3

Las experiencias más angustiosas en la vida del cristiano pueden ser las más benditas. Las providencias especiales para las horas de tinieblas pueden animar al alma en los futuros ataques de Satanás, y dotar al siervo de Dios para permanecer en las fieras pruebas. La prueba de vuestra fe es más preciosa que el oro. Debéis poseer esa perdurable confianza en Dios que no es perturbada por las tentaciones y los argumentos del engañador. Confiad en la palabra del Señor. Debéis estudiar las promesas, y apropiaros de ellas a medida que tengáis necesidad. “La fe es por el oir, y el oir por la Palabra de Dios”. Romanos 10:17. ... NEV 326.4

La fe es la que familiariza el alma con la existencia y la presencia de Dios; y cuando vivimos con un ojo atento a su gloria, discernimos más y más la hermosura de su carácter. Nuestras almas se fortalecen en el poder espiritual, porque respiramos la atmósfera del cielo, y, comprendiendo que Dios está a nuestra mano derecha, no seremos conmovidos. ... Deberíamos vivir como si estuviéramos en la presencia del Infinito. ... NEV 326.5

La sabiduría divina ordenará los pasos de aquellos que colocan su confianza en el Señor. El amor divino los rodeará, y comprenderán la presencia del Consolador, el Espíritu Santo.—The Review and Herald, 8 de septiembre de 1910. NEV 326.6