Nuestra Elevada Vocacion

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Cultivad la honradez, 8 de agosto

No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Romanos 12:17. NEV 228.1

La religión de Cristo ordena a los hombres que lleven a sus vidas los puros principios de la verdad, al comprar y al vender, en la realización de todo negocio, con tanto sentido de la obligación religiosa como el que ponen al ofrecer a Dios sus súplicas. Los negocios no deben apartar el alma de Dios. Mediante vuestro ejemplo debierais demostrar al mundo que la verdad de Dios santifica a quien la recibe y produce industria, frugalidad y perseverancia, mientras que extirpa la avaricia, la ambición desmedida y toda clase de falta de honradez. ... NEV 228.2

Nada vale tanto para un joven que se inicia en la vida como la reputación de una inquebrantable integridad.—Carta 5, 1879, pp. 3, 4. NEV 228.3

Toda transacción comercial debe ser de tal naturaleza que pueda ser respaldada por el cielo, de lo contrario llevará el repulsivo olor de la influencia satánica. Toda acción debe representar la ciencia de los principios celestiales.—Manuscrito 113, 1903, pp. 1. NEV 228.4

Quienes pretendan ser los seguidores de Cristo siempre deberán manifestar la verdad y la franqueza. Dios y la rectitud, debe ser el lema. Obrad honrada y correctamente en este mundo perverso. Algunos serán honrados cuando vean que la honradez no pone en peligro sus intereses mundanos. Pero todos los que obren de acuerdo con este principio tendrán sus nombres borrados del libro de la vida. NEV 228.5

Debe cultivarse una estricta honradez; pasamos una sola vez por el mundo. No podemos volver para rectificar los errores. Por lo tanto cada paso que se dé debiera darse con santo temor y con cuidadosa consideración. La honradez y la política no armonizan. O la política será subyugada y la verdad y la honradez se manifestarán, o la política tomará el control y la honradez cesará de dirigir. Ambas no pueden obrar juntas. Nunca pueden estar de acuerdo. Cuando Dios reúna sus joyas, los verdaderos, los francos, los honrados, serán sus elegidos, sus tesoros. Los ángeles están preparando coronas para los tales, y la luz del trono de Dios se reflejará en su esplendor en estas diademas cuajadas de estrellas.—The Review and Herald, 29 de diciembre de 1896. NEV 228.6