Mensajes Selectos Tomo 1

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La obra especial de Elena G. de White

Debiéramos llegar a un estado en el que desaparezca toda diferencia. Si pienso que tengo luz, mi deber es presentarla. Supongamos que yo consultara a otros acerca del mensaje que el Señor me hubiera dado para la gente; la puerta podría cerrarse de modo que la luz no llegara a aquellos a quienes Dios la hubiera enviado. Cuando Jesús entró en Jerusalén, “toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas! Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían”. Lucas 19:37-40. 1MS 482.1

Los judíos trataron de detener la proclamación del mensaje que había sido predicho en la Palabra de Dios, pero la profecía debía cumplirse. El Señor dice: “He aquí, yo envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”. Malaquías 4:5. Alguien ha de venir en el espíritu y poder de Elías y, cuando aparezca, quizá digan los hombres: “Tú eres demasiado celoso, no interpretas las Escrituras de la debida manera. Permíteme que te diga cómo enseñar tu mensaje”. 1MS 482.2

Hay muchos que no pueden distinguir entre la obra de Dios y la del hombre. Diré la verdad como Dios me la da a mí, y digo ahora: Si continuáis encontrando faltas y teniendo un espíritu de desavenencia, nunca conoceréis la verdad. Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”. Juan 16:12. No estaban en condición de apreciar las cosas sagradas y eternas, pero Jesús prometió enviar el Consolador que les enseñaría todas las cosas y les haría recordar todas las cosas que él les hubiera dicho. Hermanos, no debemos poner nuestra confianza en hombre. “Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?” Isaías 2:22. Debéis hacer depender vuestra alma desvalida de Jesús. No es propio que bebamos de la fuente del valle, cuando hay una fuente en la montaña. Dejemos las corrientes más bajas. Vayamos a las corrientes más elevadas. Si hay un punto de verdad que no comprendéis, en el cual no estáis de acuerdo, investigad, comparad texto con texto, introducid profundamente el barreno de la verdad en la mina de la Palabra de Dios. Debéis colocaros a vosotros mismos y vuestras opiniones en el altar de Dios, poner a un lado vuestras ideas preconcebidas y dejar que el Espíritu del cielo os guíe a toda verdad. 1MS 482.3

Mi hermano dijo una vez que no escucharía nada acerca de las doctrinas que sostenemos por temor de ser convencido. No quería venir a las reuniones ni escuchar los discursos. Pero después declaró que comprendía que era tan culpable como si los hubiera escuchado. Dios le había dado una oportunidad para conocer la verdad y lo haría responsable por esa oportunidad. Hay muchos entre nosotros que tienen prejuicios contra las doctrinas que ahora se discuten. No quieren venir para escuchar, no quieren investigar tranquilamente, sino que a ciegas presentan sus objeciones. Están perfectamente satisfechos con su posición. “Tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete”. Apocalipsis 3:17-19. 1MS 483.1

Este pasaje se aplica a los que viven bajo el pregón del mensaje, pero no quieren ir a escucharlo. ¿De qué otra manera podréis saber que el Señor está dando evidencias renovadas de su verdad, colocándola en un nuevo marco, para que el camino del Señor sea preparado? ¿Qué planes habéis estado trazando para que nueva luz sea infundida en las filas del pueblo de Dios? ¿Qué evidencia tenéis de que Dios no ha enviado luz a sus hijos? Toda suficiencia propia, egotismo y orgullo por las opiniones deben ponerse a un lado. Debemos venir a los pies de Jesús y aprender de Aquel que es manso y humilde de corazón. Jesús no enseñó a sus discípulos como los rabinos enseñaban a los suyos. Muchos de los judíos iban y escuchaban la forma en que Cristo revelaba los misterios de la salvación, pero no acudían para aprender. Iban para criticar, para sorprenderlo en alguna contradicción, para que pudieran tener algo con qué levantar los prejuicios de la gente. Estaban contentos con su propio conocimiento, pero los hijos de Dios deben conocer la voz del verdadero Pastor. ¿No es éste un tiempo cuando sería muy adecuado ayunar y orar delante de Dios? Estamos en peligro de desavenencias, en peligro de embanderarnos acerca de un punto controvertido, ¿y no deberíamos buscar a Dios con fervor, con humildad de alma para conocer lo que es la verdad? 1MS 484.1