Mensajes Selectos Tomo 1

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Capítulo 41—La tercera tentación de Cristo*

La Tentación de Cristo

Nuestro Salvador mostró perfecta confianza en que su Padre celestial no permitiría que fuera tentado por encima de la fuerza que le daría para soportar, y que lo haría salir vencedor si soportaba pacientemente la prueba a la que era sometido. Por su propia voluntad, Cristo no se había colocado en peligro. Dios había permitido que Satanás tuviera poder sobre su Hijo por el momento. Jesús sabía que si preservaba su integridad en esa situación extrema, sería enviado un ángel de Dios para aliviarlo si no había otro camino. Había tomado la naturaleza humana, y era el representante de la raza de Adán. 1MS 335.1

Satanás vio que no había prevalecido en nada sobre Cristo en su segunda gran tentación. “Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos”. Lucas 4:5-7. 1MS 335.2

En las primeras dos grandes tentaciones, Satanás no había revelado sus verdaderos propósitos ni su carácter. Pretendía ser un excelso mensajero de las cortes celestiales, pero ahora se despoja de su disfraz. En una visión panorámica presentó delante de Cristo todos los reinos del mundo en su aspecto más atrayente, al paso que pretendía ser el príncipe del mundo. 1MS 335.3