Mensajes Selectos Tomo 1

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Capítulo 40—La segunda tentación de Cristo*

La Tentación de Cristo

Satanás fue derrotado en su propósito de vencer a Cristo en cuanto al apetito, y allí, en el desierto, Cristo logró una victoria a favor de la raza humana en cuanto al apetito, haciendo posible que el hombre, en toda ocasión futura, venciera en el nombre de Cristo la fuerza del apetito por sus propios medios. Satanás no estuvo dispuesto a cesar en sus esfuerzos hasta que, por todos los medios, hubiera intentado lograr la victoria sobre el Redentor del mundo. Sabía que todo estaba en juego en lo que atañía a él: él o Cristo sería el vencedor en la contienda. Y, a fin de abrumar a Cristo con su fuerza superior, lo llevó a Jerusalén y lo colocó en las almenas del templo y continuó acosándolo con sus tentaciones. 1MS 330.1

Otra vez demandó de Cristo que si era ciertamente el Hijo de Dios, diera evidencias arrojándose desde la altura vertiginosa en que lo había colocado. Instó a Cristo a que mostrara su confianza en el cuidado preservador de su Padre arrojándose del templo. En su primera tentación sobre el apetito, Satanás había tratado de insinuar dudas en cuanto al amor y cuidado de Dios para Cristo como su Hijo, mostrando sus circunstancias y su hambre como evidencias de que no disfrutaba del favor de Dios. No tuvo éxito con eso. Luego trató de aprovecharse de la fe y la perfecta confianza que Cristo había mostrado hacia su Padre celestial, instándolo a la presunción. “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán para que no tropieces con tu pie en piedra”. Mateo 4:6. Prontamente respondió Jesús: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”. Mateo 4:7. 1MS 330.2