Mensajes Selectos Tomo 1

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No tratéis de evadir la cruz

Quizá abunden profundas teorías y especulaciones de creación humana, pero el que resulte vencedor al fin, debe ser lo suficientemente humilde como para depender del poder divino. Cuando así nos aferramos del poder del Infinito y venimos a Cristo diciendo: “Nada traigo en mis manos. Sólo de tu cruz me aferro”, entonces los instrumentos divinos pueden cooperar con nosotros para santificar y purificar la vida. 1MS 263.1

No trate nadie de evadir la cruz. Podemos vencer mediante ella. Es mediante las aflicciones y las pruebas como los instrumentos divinos pueden llevar a cabo una obra en nuestras vidas que resultará en el amor, la paz y la bondad de Cristo. 1MS 263.2

Diariamente ha de realizarse una gran obra en el corazón humano por medio del estudio de la Palabra. Necesitamos aprender la sencillez de la verdadera fe. Esto dará sus frutos. Procuremos lograr decididos progresos en la comprensión espiritual. Hagamos de la preciosa Palabra nuestro consejero. Cada momento necesitamos caminar cuidadosamente, manteniéndonos cerca de Cristo. Se necesitan en la vida el espíritu y la gracia de Cristo y la fe que obra por el amor y purifica el alma. 1MS 263.3

Necesitamos entender claramente los requerimientos divinos que Dios presenta a su pueblo. Nadie debe dejar de entender la ley, que es el trasunto del carácter de Dios. Las palabras escritas por el dedo de Dios en tablas de piedra revelan tan perfectamente su voluntad para su pueblo, que nadie necesita cometer ningún error. Las leyes de su reino fueron dadas a conocer definidamente para ser reveladas después a las gentes de todas las naciones y lenguas como los principios del gobierno divino. Haríamos bien en estudiar esas leyes registradas en Éxodo 20 y en el capítulo 31:12-18. 1MS 263.4

Cuando se siente el Juez, se abran los libros y cada hombre sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en los libros, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta aquel día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces hombres y mujeres verán que el prerrequisito de su salvación es obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie hallará excusa para el pecado. Mediante los justos principios de aquella ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o muerte. 1MS 264.1