La Voz: Su Educación y Uso Correcto

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Capítulo 15—Su sencillez

Su lenguaje era el más sencillo—Cristo siempre usaba el lenguaje más sencillo; no obstante, sus palabras eran recibidas por pensadores profundos, y sin prejuicio; porque eran palabras que probaban la sabiduría de los oyentes. Las verdades espirituales, siempre deben presentarse en un idioma sencillo, aunque se dirijan a personas cultas; porque los tales son, por lo general, ignorantes de las cosas espirituales. El lenguaje más sencillo es el más elocuente. Es necesario dirigirse, tanto a los educados, como a los no educados, en la forma más sencilla y llana, para que la verdad pueda ser comprendida y encuentre recepción en el corazón. Por eso, Cristo se dirigía a las vastas multitudes que se apiñaban a su alrededor; y todos, tanto cultos, como incultos, podían comprender sus lecciones.—The Review and Herald, 18 de mayo de 1897. VEUC 94.1

Era sencillo tanto con las personas cultas, como con el común del pueblo—El más grande Maestro que el mundo ha conocido, era admirado por su sencillez; porque él presentaba la verdad divina de tal manera, que hasta los niños podían comprender sus palabras, y al mismo tiempo, él llamaba la atención de los más educados y profundos pensadores del mundo. Mediante el uso de ilustraciones familiares, él presentaba la verdad, tal cual es, ante las mentes de la gente común. El sembraba la semilla de la verdad del evangelio, en las mentes de sus oyentes con sencillez, y ella brotaba y producía una cosecha para vida eterna.—The Youth’s Instructor, 4 de mayo de 1893. VEUC 95.1

Sus ilustraciones eran apropiadas—[Cristo] les hablaba [a sus oyentes] en lenguaje tan sencillo, que no podían dejar de entenderlo. Valiéndose de métodos peculiares, lograba aliviar a los tristes y afligidos. Con gracia tierna y cortés, atendía a las almas enfermas de pecado, y les ofrecía salud y fuerza. VEUC 95.2

El Príncipe de los maestros, procuraba llegar al pueblo por medio de las cosas que le resultaban más familiares. Presentaba la verdad, de un modo que la dejaba entretejida con los más santos recuerdos y simpatías de sus oyentes. Enseñaba de tal manera, que les hacía sentir cuán completamente se identificaba con los intereses, y la felicidad de ellos. Tan directa era su enseñanza, tan adecuadas sus ilustraciones, y sus palabras tan impregnadas de simpatía y alegría, que sus oyentes se quedaban embelesados. La sencillez y el fervor con que se dirigía a los necesitados, santificaban cada una de sus palabras.—El Ministerio de Curación, 14, 15. VEUC 95.3

Presentaba las verdades espirituales en forma sencilla—Cristo nunca adulaba a los hombres. Nunca dijo algo que pudiese exaltar su fantasía e imaginación, ni los alababa por sus hábiles invenciones; pero los pensadores profundos y sin prejuicios, recibían su enseñanza, y hallaban que probaba su sabiduría. Se maravillaban por la verdad espiritual expresada, en el lenguaje más sencillo.—El Deseado de Todas las Gentes, 219. VEUC 96.1

Hasta los niños comprendían la verdad—[Cristo] presentaba las palabras de vida con tanta sencillez, que un niño podía comprenderlas. Impresionaba de tal manera a hombres, mujeres y niños, con la forma de explicar las Escrituras, que la gente captaba hasta la entonación de su voz, colocaba el mismo énfasis en sus palabras, e imitaba sus gestos.—Consejos sobre la salud, 499. VEUC 96.2

Usaba términos sencillos y símbolos claros—El Salvador vino, “para dar buenas nuevas a los pobres”. Lucas 4:18. En su enseñanza, hacía uso de los términos más sencillos y de los símbolos más claros. Y “los que eran del común del pueblo le oían de buena gana”. Marcos 12:37. Los que hoy procuran hacer su obra, para este tiempo necesitan una comprensión más profunda de las lecciones que él dio.—El Ministerio de Curación, 349. VEUC 96.3

Sus palabras eran como bálsamo—La gente escuchaba las palabras misericordiosas, que brotaban tan libremente de los labios del Hijo de Dios. Oían las palabras de gracia, tan sencillas y claras, que les parecían bálsamo de Galaad para sus almas.—El Deseado de Todas las Gentes, 332. VEUC 97.1

Su lenguaje era fuerte pero sencillo—Cristo se allegaba a la gente, dondequiera que ésta se hallara. Presentaba la clara verdad a sus mentes, de la manera más fuerte, y con el lenguaje más sencillo. Los humildes pobres, los más ignorantes, podían comprender, por fe en él, las verdades más sublimes. Nadie necesitaba consultar a los sabios doctores, acerca de lo que quería decir. No dejaba perplejos a los ignorantes con inferencias misteriosas, ni empleaba palabras inusitadas y sabias, que ellos no conociesen. El mayor Maestro que el mundo haya conocido, fue el más explícito, claro y práctico en su instrucción.—Obreros Evangélicos, 51. VEUC 97.2

Enseñaba grandes verdades morales con frescura y poder—Jesús, el gran Maestro, reveló con el lenguaje más sencillo, las grandes verdades morales, revistiéndolas con frescura y poder.—The Review and Herald, 21 de marzo de 1893. VEUC 97.3

Presentaba verdades sencillas y evidentes—El [Jesús] se esforzó constantemente hacia un objetivo; todos sus poderes fueron empleados para la salvación del hombre, y cada acto de su vida contribuyó hacia ese fin. El viajaba a pie, enseñando a sus seguidores mientras andaban. Sus vestidos estaban empolvados y sucios del camino, y su apariencia no era atractiva. Pero las sencillas y evidentes verdades que brotaban de sus divinos labios, hacían que sus oyentes se olvidaran pronto de su apariencia, y se quedaran encantados, no con el Hombre, sino con la doctrina que enseñaba.—Testimonies for the Church 4:373. VEUC 97.4

No decía nada que no fuera esencial—Las palabras de Cristo no contienen nada, que no sea esencial. El Sermón del Monte es una producción maravillosa; sin embargo, es tan sencillo que hasta un niño puede estudiarlo, sin dejar de comprenderlo. El monte de las bienaventuranzas, es un símbolo de la elevación espiritual, en la cual siempre se hallaba Cristo. Cada palabra que pronunciaba provenía de Dios, y hablaba con la autoridad del cielo. “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Juan 6:63.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 425. VEUC 98.1

Sus palabras no eran un derroche de elocuencia—Pero en estas palabras, habladas por el Maestro más grande que ha conocido el mundo, no hay un desfile de elocuencia humana. Su lenguaje es llano, y sus pensamientos y sentimientos se caracterizan por la mayor sencillez. El pobre, el inculto, el de mente más sencilla, puede entenderlas. El Señor del cielo, se dirigía con misericordia y bondad, a las almas a quienes vino a salvar. Al hablarles las palabras de vida eterna, les enseñaba como quien tiene autoridad.—Testimonies for the Church 5:254. VEUC 98.2