La Verdad acerca de los Angeles

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Los ángeles participan en la vida familiar

El fiel obrero que trabaja en el hogar está sirviendo al Señor tanto o más que aquel que predica la Palabra. Los padres y las madres debieran comprender que ellos son los educadores de sus hijos. Los hijos son la herencia del Señor, y debieran ser entrenados y disciplinados para formar caracteres que Dios pueda aprobar. Cuando este trabajo se realiza juiciosamente, con oración y fidelidad, los ángeles de Dios guardan la familia, y la vida más simple es transformada en una vida consagrada.—Australasian Union Conference Record, 6 de septiembre de 1909. VAAn 17.1

Antes de salir de la casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día. Acudid con humildad, con un corazón lleno de ternura, presintiendo las tentaciones y peligros que os acechan a vosotros y a vuestros hijos, y por la fe atad a estos últimos al altar, solicitando para ellos el cuidado del Señor. Los ángeles ministradores guardarán a los niños así dedicados a Dios.—Conducción del Niño, 491. VAAn 17.2

Los ángeles de Dios, que son millares de millares y millones de millones... nos guardan del mal y repelen las fuerzas de las tinieblas que procuran destruirnos. ¿No tenemos motivos de continuo agradecimiento, aun cuando haya aparentes dificultades en nuestro camino?—El Ministerio de Curación, 196. VAAn 17.3

Los ángeles de Dios están velando sobre nosotros. En esta tierra hay miles y decenas de miles de mensajeros celestiales enviados por el Padre para impedir que Satanás obtenga alguna ventaja sobre aquellos que se niegan a caminar en el sendero del mal. Y estos ángeles que guardan a los hijos de Dios en la tierra están en comunicación con el Padre en el cielo.—En Lugares Celestiales, 99. VAAn 18.1

Necesitamos comprender más plenamente la misión de los ángeles. Sería bueno recordar que cada verdadero hijo de Dios cuenta con la cooperación de los seres celestiales. Ejércitos invisibles de luz y poder acompañan a los mansos y humildes que creen y aceptan las promesas de Dios; hay a la diestra de Dios querubines y serafines, y ángeles poderosos en fortaleza, “son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación”. Hebreos 1:14.—Los Hechos de los Apóstoles, 125. VAAn 18.2