La Verdad acerca de los Angeles

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La destrucción de sodoma y Gomorra

Dos de los mensajeros celestiales se marcharon dejando a Abrahán solo con Aquel a quien reconocía ahora como el Hijo de Dios... Con profunda reverencia y humildad rogó: “He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza”. Génesis 18:27... Se aproximó al mensajero celestial, y fervientemente le hizo su petición. A pesar de que Lot habitaba en Sodoma, no participaba de la impiedad de sus habitantes. Abrahán pensó que en aquella populosa ciudad debía haber otros adoradores del verdadero Dios. Y tomando en consideración este hecho, suplicó: “Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío...; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” Génesis 18:25. Abrahán no imploró sólo una vez, sino muchas. Atreviéndose a más a medida que se le concedía lo pedido, persistió hasta que obtuvo la seguridad de que aunque hubiese allí sólo diez personas justas, la ciudad sería perdonada.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 118. VAAn 81.1