La Verdad acerca de los Angeles

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Ángeles en la ascensión de Cristo

Había llegado el tiempo en que Cristo había de ascender al trono de su Padre... Como lugar de ascensión, Jesús eligió el sitio con tanta frecuencia santificado por su presencia... el monte de los Olivos... VAAn 224.1

Ahora, con los once discípulos, Jesús se dirigió a la montaña. Mientras pasaban por la puerta de Jerusalén, muchos ojos se fijaron, admirados en este pequeño grupo conducido por Uno que unas semanas antes había sido condenado y crucificado... Al llegar al monte de los Olivos, Jesús condujo al grupo a través de la cumbre, hasta llegar cerca de Betania. Allí se detuvo y los discípulos le rodearon. Rayos de luz parecían irradiar de su semblante mientras los miraba con amor... Con las manos extendidas para bendecirlos, como si quisiera asegurarles su cuidado protector, ascendió lentamente de entre ellos, atraído hacia el cielo por un poder más fuerte que cualquier atracción terrenal. Y mientras él subía, los discípulos, llenos de reverente asombro y esforzando la vista, miraban para alcanzar la última vislumbre de su Salvador que ascendía.—El Deseado de Todas las Gentes, 769-771. VAAn 224.2

Cuando Jesús... ascendió desde el monte de los Olivos, no lo hizo solamente a la vista de sus discípulos; muchos estaban presenciando la escena. Multitud de ángeles; miles de miles, miraban al Hijo de Dios mientras ascendía a lo alto.—The Ellen G. White 1888 Materials, 127. VAAn 224.3

Mientras los discípulos estaban todavía mirando hacia arriba, se dirigieron a ellos unas voces que parecían como la música más melodiosa. Se dieron vuelta, y vieron a dos ángeles en forma de hombres que les hablaron diciendo: “Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Hechos 1:11. VAAn 224.4

Estos ángeles pertenecían al grupo que había estado esperando en una nube resplandeciente para escoltar a Jesús hasta su hogar celestial. Eran los más exaltados de la hueste angélica, los dos que habían ido a la tumba en ocasión de la resurrección de Cristo y habían estado con él durante toda su vida en la tierra.—El Deseado de Todas las Gentes, 771. VAAn 225.1

Cristo fue llevado al cielo en una nube compuesta de ángeles vivientes.—Manuscript Releases 17:2. VAAn 225.2

Mientras el carro de ángeles le recibía, los discípulos oyeron sus palabras: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:20.—Los Hechos de los Apóstoles, 53. VAAn 225.3

Miles y miles de ángeles escoltaron a Cristo en su viaje a la ciudad de Dios, cantando: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria”. Y los ángeles centinelas a la puerta exclamaron: “¿Quién es este Rey de gloria?” Salmos 24:7-10.—The Review and Herald, 29 de julio de 1890. VAAn 225.4

Cuando Cristo se aproximaba a la ciudad de Dios... miles de voces se elevaron, y los más exaltados ángeles cantaban: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria”.—The Ellen G. White 1888 Materials, 127. VAAn 225.5

Otra vez se escucha la pregunta: “¿Quién es el Rey de gloria?” Y los ángeles acompañantes responden: “Jehová de los ejércitos, él es el Rey de la gloria”. Y la embajada celestial pasa a través de las puertas.—The Review and Herald, 29 de julio de 1890. VAAn 225.6

Cuando Cristo ascendió a lo alto llevando cautiva la cautividad, escoltado por la hueste celestial y recibido a las puertas de la ciudad, poseía la misma exaltada posición que había tenido antes de venir al mundo a morir por el hombre.—Spiritual Gifts 4a:119. VAAn 226.1