Testimonios para los Ministros

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El peligro de adoptar procedimientos mundanos en la obra de Dios*

El 3 de noviembre de 1890, mientras trabajaba en Salamanca, Nueva York, [veasé el Apéndice.] y cuando me encontraba en comunión con Dios durante la noche, fui arrebatada y llevada a reuniones que se realizaban en diferentes estados donde presenté un decidido testimonio de reprensión y amonestación. En Battle Creek estaba sesionando una junta de pastores y hombres responsables de la casa editora y de otras instituciones, y oí que los que se hallaban reunidos, con un espíritu no amable, expresaban sentimientos e instaban a tomar medidas que me llenaron de aprensión y angustia. TM 460.1

Años antes había sido llamada a pasar por una experiencia similar, y el Señor entonces me reveló muchas cosas de vital importancia y me dio amonestaciones que debían ser dadas a los que estaban en peligro. En la noche del 3 de noviembre, esas amonestaciones fueron traídas a mi mente y se me ordenó que sin desmayar ni desanimarme las presentara ante los que ocupaban puestos de responsabilidad y confianza. Se presentaron ante mí cosas que no podía comprender; pero se me dio la seguridad de que el Señor no permitiría que sus hijos fueran rodeados de la niebla del escepticismo y la incredulidad mundanos, atados en manojos con el mundo, pero que si tan sólo querían oír y seguir su voz, prestando obediencia a sus mandamientos, él los guiaría por encima de las neblinas del escepticismo y la incredulidad y colocaría sus pies sobre la Roca, donde podrían respirar la atmósfera de la seguridad y el triunfo. TM 460.2

Mientras estaba en ferviente oración, perdí conciencia de cuanto me rodeaba; la habitación se llenó de luz y estaba presentando un mensaje a una asamblea que parecía ser el Congreso de la Asociación General. Fui impulsada por el Espíritu de Dios a hacer una ferviente exhortación, porque tenía la impresión de que grandes peligros estaban delante de nosotros en el corazón de la obra. Había estado, y aún estaba agobiada de angustia mental y física, embargada por el pensamiento de que debía llevar un mensaje a nuestros hermanos de Battle Creek para amonestarlos contra una manera de proceder que excluiría a Dios de la casa editora. TM 461.1

Reprensión para la iglesia

Los ojos del Señor estaban fijos en su pueblo y reflejaban dolor mezclado con desagrado; se pronunciaron las siguientes palabras: “Tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. TM 461.2

El que lloró sobre el impenitente Israel, al ver su ignorancia respecto de Dios y de Cristo como su Redentor, observaba el corazón de la obra en Battle Creek. Un gran peligro amenazaba al pueblo, pero algunos no lo sabían. La incredulidad y la impenitencia cegaban sus ojos y confiaban en la sabiduría humana para la conducción de los más importantes intereses de la causa de Dios en relación con la obra de publicaciones. En la debilidad del juicio humano, los hombres reunían en sus manos finitas las líneas de control, mientras que la voluntad de Dios, el camino y el consejo de Dios, no se buscaban como algo indispensable. Hombres de una voluntad obstinada y férrea, tanto dentro como fuera de la oficina, se confederaban [veasé el Apéndice.] decididos a tomar ciertas medidas de acuerdo con su propio juicio. TM 461.3

Necesidad de discernimiento espiritual

Les dije: “No podéis hacer esto. El manejo de estos vastos intereses no puede ser confiado totalmente a los que revelan poseer poca experiencia en las cosas de Dios y no tienen discernimiento espiritual. No se debe debilitar la confianza del pueblo de Dios, en todas nuestras filas, debido a las deficiencias administrativas de algunos hombres falibles, en relación con los importantes intereses que se encuentran en el gran corazón de la obra, que tienen una influencia decisiva sobre nuestras iglesias de los Estados Unidos y de los países extranjeros. Si colocáis vuestras manos en la obra de publicaciones, ese gran instrumento de Dios, para poner vuestro molde e inscripción sobre ella, descubriréis que es peligroso para vuestras propias almas y desastroso para la obra de Dios. Será un pecado tan grande a la vista de Dios como lo fue el de Uza cuando extendió su mano para sostener el arca. Hay quienes han incursionado en las labores de otros hombres y todo lo que Dios les pide es que apliquen justicia, amen misericordia y anden humildemente con Dios, y trabajen concienzudamente como hombres empleados por la iglesia para hacer la obra confiada a sus manos. Algunos han dejado de hacerlo, y sus obras lo manifiestan. Cualquiera sea su puesto, cualquiera sea su responsabilidad, si tienen tanta autoridad como Acab, descubrirán que Dios está por encima de ellos y que su soberanía es suprema”. TM 462.1

No debe haber unión con los incrédulos, ni debéis reunir a cierto número escogido de personas que piensan como vosotros, para que digan amén a todo lo que proponéis, mientras excluís a otros que pensáis no estarán de acuerdo con vosotros. Se me mostró que era sumamente peligroso hacer esto. TM 462.2

“Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminara por el camino de este pueblo, diciendo: No llaméis conspiración [confederación] a todos las cosas que este pueblo llama conspiración [confederación]; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. . . ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. El mundo no ha de ser nuestro criterio. Permitid que el Señor obre; permitid que la voz de él sea oída. TM 463.1

No debe haber alianza con los incrédulos

Los que están empleados en cualquier departamento de la obra por medio de la cual el mundo puede ser transformado, no deben entrar en alianza con los que desconocen la verdad. El mundo no conoce al Padre ni al Hijo y no tiene discernimiento espiritual en cuanto al carácter de nuestra obra, en cuanto a lo que debemos o no debemos hacer. Tenemos que obedecer las órdenes que vienen de arriba. No hemos de escuchar el consejo o seguir los planes sugeridos por los incrédulos. Las sugestiones de los que no conocen la obra que el Señor está haciendo para este tiempo, contribuirán a debilitar el poder de los instrumentos de Dios. Al aceptar esas sugerencias, se anula el consejo de Cristo... TM 463.2

El ojo del Señor vigila toda la obra, todos los planes, todas las imaginaciones de toda mente; ve debajo de la superficie de las cosas, discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. No hay hecho tenebroso, no hay plan, no hay una imaginación del corazón, no hay un pensamiento de la mente que él no lea como si fuera un libro abierto. Todo acto, toda palabra, todo motivo es fielmente registrado en los libros por el gran Escudriñador del corazón que dijo: “Yo conozco tus obras”. TM 463.3

Se me mostró que las insensateces de Israel en los días de Samuel se repetirán entre el pueblo de Dios en nuestros días, a menos que haya más humildad, menos confianza en el yo y más confianza en el Señor Dios de Israel, el Gobernante del pueblo. Sólo cuando el poder divino se combine con el esfuerzo humano la obra resistirá la prueba. Cuando los hombres ya no se apoyen en sus semejantes o en su propio juicio, sino que hagan de Dios su confianza, ello se verá en cada caso mediante la humildad de espíritu, el hablar menos y el orar mucho más, y por medio de la cautela manifestada en sus planes y movimientos. Tales hombres revelarán que dependen de Dios y que tienen la actitud de Cristo. TM 464.1

Confiando en los hombres

Una y otra vez se me ha mostrado que el pueblo de Dios en estos últimos días no puede estar seguro si confía en los hombres y hace de la carne su brazo. La poderosa herramienta de la verdad los ha apartado del mundo como piedras toscas que deben ser cinceladas, pulidas y escuadradas para el edificio celestial. Deben ser cincelados por los profetas mediante reprensiones, amonestaciones, admoniciones y consejos, para que puedan ser conformados al Modelo divino; ésta es la obra específica del Consolador, transformar el corazón y el carácter, para que los hombres guarden el camino del Señor. . . TM 464.2

Desde 1845 a menudo se me han presentado claramente los peligros que debe enfrentar el pueblo de Dios, como asimismo los que se cernirán en torno del remanente en los últimos días. Se me ha revelado también el desarrollo de estos peligros a través del tiempo hasta la actualidad. Grandes escenas están por manifestarse pronto delante de nosotros. El Señor viene con poder y grande gloria. Y Satanás sabe que su autoridad usurpada pronto llegará para siempre a su fin. Su última oportunidad de obtener el dominio del mundo está ahora ante él y hará los más decididos esfuerzos para destruir a los habitantes de la tierra. Los que creen en la verdad deben ser como fieles centinelas ubicados en la torre. En caso contrario Satanás les sugerirá razonamientos engañosos, y expresarán opiniones que traicionarán cometidos sacrosantos. La enemistad de Satanás contra lo bueno se manifestará más y más a medida que ponga en actividad sus fuerzas para llevar a cabo su última obra de rebelión, y toda alma que no esté plenamente entregada a Dios y protegida por el poder divino formará alianza con Satanás contra el cielo, y se unirá en la batalla contra el Gobernante del universo. TM 464.3

En una visión que se me dio en 1880, pregunté: “¿Dónde hay seguridad para el pueblo de Dios en estos días de peligro?” La respuesta fue: “Jesús intercede por su pueblo, aunque Satanás esté a su mano derecha para acusarlo”. “Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio?” Como Intercesor del hombre y su Abogado, Jesús guiará a todos los que estén dispuestos a ser guiados, diciendo: “Seguidme hacia arriba, paso a paso, adonde brilla la clara luz del Sol de justicia”. TM 465.1

Pero no todos están siguiendo la luz. Algunos se están apartando del camino seguro, que a cada paso es una senda de humildad. Dios ha encomendado a sus siervos un mensaje para este tiempo, pero este mensaje no coincide en todos sus detalles con las ideas de todos los dirigentes, y algunos critican el mensaje y a los mensajeros. Se atreven incluso a rechazar las palabras de reprensión que se les envían de parte de Dios por medio de su Santo Espíritu. TM 465.2

¿Qué poder tiene en reserva el Señor para alcanzar a los que han rechazado sus amonestaciones y reprensiones y han considerado que los testimonios del Espíritu de Dios no provienen de una fuente más alta que la sabiduría humana? En el juicio, ¿qué podréis ofrecer a Dios vosotros, los que habéis hecho esto, como excusa por apartaros de las evidencias que él os ha dado de que Dios estaba en la obra? “Por sus frutos los conoceréis”. No quisiera repasar ahora ante vosotros las evidencias dadas en los dos años anteriores de la forma en que Dios ha obrado por medio de sus siervos escogidos; pero ante vosotros está la evidencia actual de que él está obrando, y tenéis ahora la obligación de creer. No podéis desatender los mensajes de amonestación de Dios; no podéis rechazarlos o tratarlos livianamente sino con peligro de experimentar una pérdida incalculable. TM 466.1

Cómo se envilece el alma

Uno puede permitirse buscar faltas, ridiculizar y deformar deliberadamente el carácter de los demás, sólo a expensas del envilecimiento de su propia alma. El uso de tales armas no contribuye al logro de preciosas victorias por parte de vosotros; por el contrario envilece la mente y separa al alma de Dios. Se rebajan las cosas sagradas al nivel de las comunes y se crea una situación que agrada al príncipe de las tinieblas y entristece y ahuyenta al Espíritu de Dios. El buscar faltas y el criticar dejan el alma tan desprovista del rocío de la gracia como las colinas de Gilboa estaban privadas de lluvia. No se puede confiar en el juicio de los que acostumbran ridiculizar y deformar el carácter de los demás. No se le puede dar importancia a su consejo o a sus resoluciones. Debéis llevar las credenciales divinas antes de tomar medidas definidas que contribuyan a modelar la obra de Dios. TM 466.2

Acusar y criticar a los que Dios está empleando es acusar y criticar al Señor que los ha enviado. Todos necesitan cultivar sus facultades espirituales a fin de discernir correctamente las cosas religiosas. Algunos no han podido distinguir el oro puro del oropel, la sustancia de la sombra. TM 466.3

Los prejuicios y opiniones que prevalecieron en Minneapolis [veasé el Apéndice.] no han desaparecido de ninguna manera; las semillas que se sembraron allí en algunos corazones están listas para brotar y producir una cosecha semejante. La parte superior fue cortada, pero nunca se desarraigaron sus raices, y todavía producen su fruto impío para emponzoñar el juicio, pervertir las percepciones y cegar el entendimiento, con respecto al mensaje y los mensajeros, de aquellos con quienes os relacionáis. Cuando, mediante una confesión cabal, destruyáis la raíz de amargura, veréis luz en la luz de Dios. Si no hacéis esta obra a conciencia, jamás purificaréis vuestras almas. Necesitáis estudiar la Palabra de Dios con un propósito definido, no para confirmar vuestras propias ideas, sino para podarlas, para que sean condenadas o aprobadas según estén o no de acuerdo con la Palabra de Dios. La Biblia debiera ser vuestra constante compañera. Debierais estudiar los testimonios, no para escoger ciertas declaraciones a fin de usarlas como os parezca, para fortalecer vuestros asertos, mientras desoís las declaraciones más claras dadas para corregir vuestra conducta. TM 467.1

Se menosprecia la verdadera religión

Nos hemos apartado de Dios y no se ha realizado todavía la obra ferviente de arrepentimiento y recuperación de nuestro primer amor, indispensable para que volvamos a Dios y a fin de lograr la regeneración del corazón. La infidelidad se ha estado infiltrando en nuestras filas, pues está de moda apartarse de Cristo y dar lugar al escepticismo. Para muchos, el clamor de su corazón ha sido: “No queremos que éste reine sobre nosotros”. Baal, Baal, eso han elegido. La religión de muchos será la del apóstata Israel porque aman su propio camino y olvidan el camino del Señor. La verdadera religión, la única religión de la Biblia, que enseña el perdón sólo por los méritos de un Salvador crucificado y resucitado, que propugna la justicia por la fe en el Hijo de Dios, ha sido menospreciada, criticada, ridiculizada y rechazada. [veasé el Apéndice.] Se la ha acusado de inducir al entusiasmo y el fanatismo. Pero sólo la vida de Jesucristo en el alma, el principio activo del amor impartido por el Espíritu Santo, dará fruto para buenas obras. El amor de Cristo es la fuerza y el poder de todo mensaje en favor de Dios que alguna vez haya salido de labios humanos. ¿Qué fruto nos aguarda si no llegamos a la unidad de la fe? TM 467.2

Cuando estemos unidos con el vínculo de unión por el cual Cristo oró, terminará esta larga controversia que ha sido fomentada por los agentes satánicos, y no veremos a hombres que tracen planes de acuerdo con las normas del mundo, porque no tienen visión espiritual para discernir las cosas espirituales. Ven ahora a los hombres como árboles que caminan y necesitan el toque divino para ver como Dios ve y obrar como Dios obró. Entonces los atalayas de Sion tocarán al unísono la trompeta con notas más claras y potentes, porque verán venir la espada y se darán cuenta del peligro en el cual se halla el pueblo de Dios. TM 468.1

Necesitaréis trazar sendas derechas para vuestros pies, para que el cojo no se salga del camino. Estamos rodeados por los que cojean y claudican con respecto a la fe, y habéis de ayudarles, no claudicando vosotros mismos, sino manteniéndoos fieles, como hombres que han sido probados, firmes en los principios como una roca. Sé que debe hacerse una obra en favor de la gente; de otra manera muchos no estarán preparados para recibir la luz del ángel enviado del cielo para iluminar toda la tierra con su gloria. No penséis que seréis considerados vasos de honra en ocasión de la lluvia tardía, para recibir la gloria de Dios, si estáis elevando vuestras almas a la vanidad, hablando cosas perversas y albergando en secreto raíces de amargura. El ceño de Dios estará ciertamente sobre toda alma que albergue y alimente esas raíces de disensión y posea un espíritu tan diferente del de Cristo. TM 468.2

Mientras el Espíritu del Señor reposaba sobre mí, me pareció estar presente en uno de vuestros concilios. Uno de vosotros se levantó. Su actitud era muy decidida y ferviente mientras levantaba un periódico delante de vosotros. Pude leer claramente el encabezamiento: Era el American Sentinel. [veasé el Apéndice.] Entonces se formularon críticas acerca del periódico y el carácter de los artículos publicados en él. Los que estaban en el concilio señalaron ciertos pasajes, declarando que esto debía quitarse y aquello debía cambiarse. Se pronunciaron palabras duras para criticar los métodos aplicados en el periódico y se manifestó un espíritu duro, no cristiano. Las voces se alzaban decididas y desafiantes. TM 469.1

Mi guía me dio palabras de amonestación y reprensión para los que participaron en esas deliberaciones, y que no habían sido remisos en formular sus acusaciones y expresar su condenación. En resumen, ésta fue la reprensión: El Señor no presidió ese concilio y hay un espíritu contencioso entre los consejeros. Las mentes y los corazones de esos hombres no están sometidos a la influencia del Espíritu de Dios. Sean los adversarios de nuestra fe los que sugieran y formulen planes como los que vosotros estáis debatiendo. Desde el punto de vista del mundo algunos de esos planes son inobjetables; pero no deben ser adoptados por los que han tenido la luz del cielo. La luz que Dios ha dado debe ser respetada, no sólo por vuestra propia seguridad, sino también por la de la iglesia de Dios. Los pasos que ahora están dando unos pocos no pueden ser seguidos por el pueblo remanente de Dios. Vuestra conducta no puede ser respaldada por el Señor. Resulta evidente por vuestra forma de proceder que habéis trazado vuestros planes sin la ayuda de Aquel que es poderoso en consejo. Pero el Señor obrará. Los que han criticado la obra necesitan que sus ojos sean ungidos porque se han sentido poderosos en su propia fuerza. Pero hay Alguien que puede atar el brazo de los poderosos y anonadar el consejo de los prudentes. TM 469.2

Debemos llevar el mensaje de Dios

Los hombres no necesitan vacilar al comunicar el mensaje que estamos llevando. No deben tratar de ocultarlo, ni esconder su origen y propósito. Sus defensores deben ser hombres que no guarden silencio ni de día ni de noche. Puesto que hemos hecho solemnes votos ante Dios y hemos sido comisionados como mensajeros de Cristo, como administradores de la gracia de Dios, tenemos la obligación de declarar fielmente todo el consejo del Señor. No debemos restar prominencia a las verdades especiales que nos han separado del mundo y han hecho de nosotros lo que somos, porque están llenas de asuntos de interés eterno. Dios nos ha dado luz con respecto a las cosas que están ocurriendo ahora, en la última etapa de la historia y hemos de proclamar la verdad al mundo con la pluma y la voz, no en una forma tímida e insípida, sino con demostración del Espíritu y el poder de Dios. El avance del mensaje implica los más tremendos conflictos, y los resultados de su promulgación revisten importancia tanto para el cielo como para la tierra. TM 470.1

Pronto ha de terminar la controversia entre las dos grandes potencias del bien y del mal. Pero hasta que termine, habrá luchas constantes y arduas. Debemos proponernos ahora, como Daniel y sus compañeros en Babilonia, ser fieles a los principios venga lo que viniere. El horno de fuego ardiente calentado siete veces más de lo acostumbrado no indujo a esos fieles siervos de Dios a apartarse de su lealtad a la verdad. Permanecieron firmes en el momento de la prueba y fueron arrojados en el horno; pero no fueron abandonados por Dios. Se vio la forma de un cuarto Ser caminando junto con ellos en medio de las llamas, y salieron de allí sin que sus ropas despidieran siquiera el olor del fuego... TM 470.2

El mundo está lleno hoy de aduladores e hipócritas. Pero no permita Dios que los que pretenden ser guardianes de las sagradas verdades, traicionen los intereses de su causa mediante las sugestiones y tretas del enemigo de toda justicia. TM 471.1

No es éste momento para ponernos del lado de los transgresores de la ley de Dios, para ver con sus ojos, para oír con sus oídos y para comprender las cosas por medio de sus sentidos pervertidos. Hemos de avanzar juntos. Debemos trabajar hasta constituir una unidad, hasta alcanzar la santidad de vida y la pureza de carácter. No sigan inclinándose ante el ídolo de las opiniones humanas los que profesan ser siervos del Dios viviente; no sigan siendo esclavos de ninguna concupiscencia vergonzosa; no sigan presentando al Señor una ofrenda contaminada, un alma manchada de pecado. TM 471.2

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Como estudiantes diligentes, leed la Palabra, sed hacedores de ella, y el Espíritu Santo estará junto a cada obrero, y el amor de Dios se encenderá en el alma del que está ministrando para hacer precisamente la obra que el Señor ha indicado que debe hacerse en las actividades misioneras (Special Testimonies to Ministers and Workers, No 11). TM 471.3