Testimonios para los Ministros

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“Purificaos”

Exhorto a los ministros que han estado manejando la Palabra de Dios: “Purificaos, los que lleváis los utensilios de Jehová”. Pregunto a los que han estado escuchando las verdades desde el púlpito: ¿Cuáles son vuestros sentimientos mientras esperáis aquel gran día? Cada uno de vosotros tiene un interés individual, personal, en aquel día. Podéis estar seguros de que Dios no será burlado con simulaciones. ¿Tenéis el vestido de bodas? TM 444.1

Oímos ahora acerca de terremotos en diversos lugares, incendios, tempestades, desastres por mar y tierra, pestilencias, hambres. ¿Qué influencia tienen estas señales sobre vosotros? Este es solamente el comienzo de lo que ha de acontecer. La descripción del día de Dios se nos da por medio de Juan el Revelador. Juan oyó el clamor de las muchedumbres aterrorizadas: “El gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” El apóstol mismo estaba aterrado y abrumado. TM 444.2

¿Cuál es vuestro refugio para aquel día?

Si han de producirse tales escenas, si han de caer tan tremendos juicios sobre un mundo culpable, ¿cuál será el refugio del pueblo de Dios? ¿Cómo serán protegidos hasta que pase la indignación? Juan ve los elementos de la naturaleza—terremotos, tempestades y lucha política—bajo el símbolo de cuatro ángeles que los retienen. Estos vientos están bajo control hasta que Dios ordena soltarlos. Ahí está la seguridad de la iglesia de Dios. Los ángeles de Dios obedecen su mandato al retener los vientos de la tierra para que no soplen sobre ésta, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Al ángel poderoso se lo ve subiendo del este (o de donde sale el sol). El más poderoso de los ángeles tiene en su mano el sello del Dios vivo, el único que puede dar vida, que puede poner la señal o inscripción sobre las frentes de aquellos a quienes se les concederá la inmortalidad, la vida eterna. Es la voz de este ángel encumbrado la que tiene autoridad para ordenar a los cuatro ángeles que mantengan en jaque los cuatro vientos hasta que esa obra sea realizada, y hasta que él ordene que sean soltados. TM 444.3

Los que venzan el mundo, la carne y el diablo, serán los favorecidos que recibirán el sello del Dios vivo. Los que no sean limpios de manos, cuyos corazones no sean puros, no tendrán el sello del Dios vivo. Los que estén premeditando el pecado y ejecutándolo, serán pasados por alto. Sólo los que, en su actitud ante Dios, ocupan el lugar de los que se arrepienten y confiesan sus pecados en el grande y verdadero día de expiación, serán reconocidos y señalados como dignos de la protección de Dios. Los nombres de los que firmemente esperan y anhelan vigilantes la aparición de su Salvador—más ferviente y anhelosamente que los que esperan la mañana—se contarán entre los sellados. Los que, por disponer de toda la luz de la verdad que brilla sobre sus almas, debieran obrar de acuerdo con la fe que profesan, pero son hechizados por el pecado, albergan ídolos en su corazón, corrompen sus almas delante de Dios y mancillan a los que se unen con ellos en el pecado, sus nombres serán borrados del libro de la vida y serán dejados en la oscuridad de la medianoche, sin aceite en sus vasijas juntamente con sus lámparas. “A vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia y en sus alas traerá salvación”. TM 445.1

Este sellamiento de los siervos de Dios es el mismo que se le mostró a Ezequiel en visión. Juan también fue testigo de esta notable revelación. Vio el mar y las ondas rugientes, y los corazones de los hombres desfalleciendo de temor. Observó la tierra que se sacudía, las montañas transportadas al medio del mar (lo que ocurre literalmente), las aguas que rugían agitadas y las montañas sacudidas por las olas. Se le mostraron las plagas, las pestilencias, el hambre y la muerte mientras llevaban a cabo su terrible misión. TM 445.2

“Escapa por tu vida”

El mismo ángel que visitó a Sodoma está dando la amonestación: “Escapa por tu vida”. Las copas de la ira de Dios no pueden ser derramadas ni destruidos los impíos y sus obras hasta que todo el pueblo de Dios haya sido juzgado, y los casos de los vivos así como los de los muertos estén decididos. Y aun después que los santos hayan sido sellados con el sello del Dios vivo, sus elegidos pasarán individualmente por pruebas. Vendrán aflicciones personales; pero un ojo que no permitirá que el oro sea consumido vigila el horno estrechamente. La indeleble marca de Dios está sobre ellos. Puede afirmar que su propio nombre está escrito allí. El Señor los ha sellado. Su destino está escrito: “DIOS, NUEVA JERUSALEN”. Son propiedad del Señor, su posesión. TM 446.1

¿Será puesto este sello sobre los que tienen mentes impuras, sobre el fornicario, el adúltero, el hombre que codicia la mujer de su prójimo? Que vuestras almas contesten la pregunta: ¿Cumple mi carácter los requisitos esenciales para que pueda recibir un pasaporte que me permita ir a las mansiones que Cristo ha ido a preparar para los que sean aptos? La santidad debe estar incorporada a nuestro carácter. TM 446.2

Dios me ha mostrado que mientras se estén cumpliendo en torno de nosotros las señales de los tiempos, mientras oigamos, por así decirlo, el paso de las huestes del cielo que cumplen su misión, habrá hombres inteligentes, hombres que ocuparán puestos de responsabilidad, que estarán colocando madera podrida en el edificio de su carácter, material que arderá en el día de Dios y que decidirá que son ineptos para entrar en las mansiones celestiales. Han rehusado despojarse de los vestidos sucios; se han aferrado a ellos como si fueran de precioso valor. Perderán el cielo y una dichosa eternidad a causa de ello. TM 446.3

Os exhorto a vosotros, los que servís en las cosas sagradas, a ser hombres convertidos antes de salir a desempeñar vuestra parte en la causa de mi Maestro. Ahora es tiempo de que busquéis una preparación y una idoneidad para la terrible prueba que nos espera: esa santidad sin la cual nadie verá a Dios. Que diga: mi camino está encubierto al Señor; Dios no toma conocimiento de mis caminos. Quizá ahora no sea demasiado tarde. Ahora puede ser que os podáis arrepentir. Pero aun cuando se escriba el perdón frente a vuestros nombres, soportaréis un daño terrible, porque permanecerán las cicatrices que habéis producido en vuestra alma. TM 447.1

Sed hombres convertidos

¡Oh! ¿Cómo pueden desafiar la ira y los juicios del Señor los que tienen la luz de la verdad, la gran luz que les fue dada por Dios, pecando contra él y haciendo precisamente las cosas que Dios les ha dicho en su Palabra que no hagan? ¿Cómo pueden estar tan cegados por Satanás como para deshonrar a Dios en su misma presencia y mancillar sus almas pecando a sabiendas? Dice el apóstol: “Hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”. Estos pecadores en Sion—¿los llamaré hipócritas?—preguntarán: ¿De qué manera soy yo un espectáculo ante el mundo, los ángeles y los hombres? Responda cada uno por sí mismo: Mediante el mal uso de la luz, los privilegios y las misericordias que Dios me ha dado, mediante actos indecorosos que corrompen y contaminan el alma. Al profesar conocer a Dios, ¿lo excluyo de mis pensamientos poniendo en su lugar un ídolo? Con mi ejemplo, ¿induzco a otras mentes a considerar livianamente el pecado? ¿Soy yo una evidencia de relajación moral ante el mundo? ¿Doy a los ángeles un espectáculo de acciones indecentes y de contaminación moral del cuerpo? El apóstol nos exhorta: “Hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. TM 447.2

La norma de Dios

Dios tiene una ley, y ésta es la gran norma de justicia. Todo el que ha abusado de la misericordia de Dios y ha practicado la iniquidad, será juzgado de acuerdo con sus obras. Dios os ha amonestado a apartaros de toda iniquidad. El os ha ordenado individualmente que resistáis al diablo, no que lo alojéis como un huésped honrado. Ha llegado el momento en que Jerusalén será escudriñada como con velas encendidas. Dios está activo examinando el carácter, ponderando el valor moral y pronunciando sentencias sobre los casos individuales. Puede no ser demasiado tarde para que los que han pecado sean celosos y se arrepientan: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”. Esta tristeza es engañosa. No hay verdadera virtud en ella. No percibe el carácter odioso del pecado, pero sí hay un dolor y pena de que el pecado sea conocido por otros; de modo que no hay confesión, excepto el reconocimiento de las cosas ya reveladas y que no pueden ser negadas. TM 448.1

Esta es la tristeza del mundo que produce muerte y apacigua la conciencia, mientras se sigue albergando el pecado, que sería cometido de la misma manera si se presentara la oportunidad y no pudiese ser descubierto. “Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto”. Aquí podemos ver cuál es el deber de la iglesia hacia aquellos cuya conducta es enteramente contraria a la luz que han recibido. ¿Se pondrán los hijos de Dios decididamente del lado de la Biblia, o serán peores que los incrédulos dando argumentos a éstos para vituperar a Cristo y la verdad, porque no cumplen con fe y obediencia los requisitos del Evangelio, mediante una vida decorosa y un carácter santo? TM 448.2

No perdamos nuestro celo espiritual

Los que pretenden tener la luz de la verdad no han llenado las condiciones de las cuales depende el cumplimiento de las promesas ni han sido merecedores de la gracia de Cristo. El carácter y el servicio de la iglesia deben estar de acuerdo con los talentos recibidos. Su fe y su obediencia deberían estar a la altura que habría alcanzado en elevación moral y espiritual si hubiese aprovechado fielmente su luz y sus oportunidades. TM 449.1

Pero muchos—no pocos, sino muchos—han estado perdiendo su celo espiritual y su consagración, apartándose de la luz que constantemente aumentaba, cada vez más su esplendor, y han rehusado andar en la verdad porque su poder santificador sobre el alma no era lo que ellos deseaban. Podrían haber sido renovados en santidad y haber alcanzado la norma elevada que demanda la Palabra de Dios: pero la condenación está sobre ellos. Muchos ministros y muchos hermanos están en tinieblas. Han perdido de vista al Guía, la Luz del mundo; y su culpa está en proporción a la gracia y la verdad abierta ante su comprensión, que ha sido abundante y poderosa. TM 449.2

Elevad la norma

Dios pide que su pueblo eleve la norma. La iglesia debe manifestar su celo por Dios al tratar con aquellos que, mientras profesan gran fe, han estado exponiendo a Cristo a vituperio. Han puesto en peligro la verdad. Han sido centinelas infieles. Han acarreado reproche y deshonor sobre la causa de Dios. Ha llegado el tiempo de realizar esfuerzos valientes y denodados para desembarazar a la iglesia del fango y la suciedad que están empañando su pureza. La iglesia de Cristo está llamada a ser santa y poderosa, el renombre y la alabanza de toda la tierra. Ha sido abierto un manantial para Judá y para Jerusalén, para purificar de toda inmundicia y pecado. El pueblo de Dios, al que le ha sido encomendada la sagrada verdad, está sufriendo una pasmosa apostasía. La fe, el servicio y las obras de la iglesia deben ser comparados con lo que podrían haber sido si su tendencia hubiera sido constantemente hacia adelante y hacia arriba, de acuerdo con la gracia y la santa verdad que recibió. TM 450.1

Los miembros individuales de la iglesia cristiana serán pesados en esta balanza del santuario; y si su carácter moral y su estado espiritual no corresponden a los beneficios y las bendiciones que se les han conferido, serán hallados faltos. Si no aparece el fruto, Dios no es glorificado. TM 450.2

“Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. TM 450.3

El que se ha apartado de Dios no parece advertir la situación en que se encuentra. ¿Ha sido quitado el candelero de su lugar? Exhorto a todos los que descansan despreocupadamente en su actual estado de muerte espiritual, a que se despierten y se levanten de los muertos, y Cristo los alumbrará. Muchos descansan tan contentos como si la nube de día y la columna de fuego de noche los protegiera y los guiara. Muchos profesan conocer a Dios, y sin embargo lo niegan en sus obras. Consideran que forman parte del pueblo adquirido y escogido por Dios, que tiene un mensaje especial y solemne que ha sido confiado a su cuidado para santificar sus vidas y para ser dado al mundo; sin embargo, el poder de la verdad escasamente se siente o se manifiesta en nuestro medio en una obra ferviente para Dios. ¡Cuán densas son nuestras tinieblas, y no lo advertimos! La luz no ha disminuido, pero nosotros no andamos en sus rayos. TM 451.1

Un engaño terrible

¿Qué engaño mayor puede confundir la mente humana que aquel en virtud del cual los individuos se jactan de que tienen la verdad, que se hallan afirmados sobre el único fundamento seguro y que Dios acepta sus obras porque están activamente empeñados en algún trabajo en la causa de Dios, cuando en realidad están pecando contra él, pues andan en forma contraria a la voluntad expresa de Dios? Trabajan mecánicamente, como máquinas, pero les falta la preparación del corazón, la santificación del carácter. Las cosas sagradas y santas son rebajadas al nivel de las cosas comunes, y una religiosidad barata está apoderándose de nuestras iglesias. El servicio está degenerando en poco más que una forma. TM 451.2

La norma debe ser elevada. La obra debe tener un molde más alto. Debe haber un abandono de las costumbres y los procedimientos del mundo, una separación. Tanto los pastores como el pueblo deben ascender a una plataforma más alta. Debe incorporarse mucho más de Jesús y su mansedumbre, su benignidad, su humildad, su abnegación, su pureza, su verdadera bondad y nobleza de carácter, en la experiencia y el carácter de todo aquel que pretende estar desempeñando alguna parte en la sagrada obra de Dios. TM 451.3

Sea la Palabra de Dios la guía y la regla de la vida. Sea obedecida esa Palabra, que expresa los mandamientos que él ha revelado. Dios ordena que cada uno contribuya con todas sus facultades como un ser responsable, para hacer su voluntad claramente especificada. Si hacéis esto, se echará de ver. El luchar contra los defectos inherentes de vuestro carácter, que se oponen a vuestro progreso espiritual, es una prueba de que estáis haciendo la parte de la obra que os corresponde. TM 452.1

Que nadie diga que está dominado por sentimientos y afectos indebidos, por el amor ilícito, y que no puede deshacerse de ellos. Esto es un engaño. Acariciáis el mal; lo fortalecéis. Lo amáis más que a la verdad, la pureza, la justicia. No os aferráis a la ayuda divina, desasiéndoos de las amistades dañinas y peligrosas. Os entregáis dócilmente a un mal proceder, como si no fuerais moralmente libres. Estudiad con oración la Palabra de Dios, cumplid sus demandas con firmeza y resolución, como lo hicieron José y Daniel. Echad mano de la ayuda que Dios os ha prometido. TM 452.2

Debéis escoger

¿Os obligará Dios a obedecer? ¿Forzará él vuestra voluntad? Nunca. El Señor os ha dotado de talentos, inteligencia y raciocinio. El ha enviado del cielo a su Hijo unigénito para que abriera un camino para vosotros y para poner a vuestro alcance la inmortalidad. ¿Qué explicación podéis dar a Dios por vuestra debilidad, vuestra desobediencia, vuestra impureza, vuestros malos pensamientos y acciones? TM 452.3

Dios ha señalado medios, si nosotros los usamos con diligencia y con oración, para que ningún navío naufrague, sino que capee la tempestad y ancle finalmente en el puerto de la gloria. Pero si despreciamos y descuidamos estas provisiones y privilegios, Dios no obrará un milagro para salvar a ninguno de nosotros y nos perderemos como Judas y Satanás. TM 453.1

No penséis que Dios va a hacer un milagro para salvar a las almas débiles que albergan el mal, que practican el pecado, o que va a introducir algún elemento sobrenatural en sus vidas para elevarlas del ámbito del yo a una esfera más alta donde la tarea sea comparativamente fácil y no requiera ningún esfuerzo especial, ninguna lucha especial, ninguna crucifixión del yo; todos los que se demoran en el campo de Satanás esperando que esto se haga, perecerán con los obradores del mal. Serán repentinamente destruidos, y ya no habrá remedio. TM 453.2

Si Dios ha hecho provisión para que el hombre tenga la vida eterna, tiene formas de capacitarlo para que ejercite la santidad en su vida. Todos los que quieren dar evidencia de que han echado mano de la vida futura, demostrarán en forma práctica por medio de su vida y su carácter que están viviendo en novedad de vida, en pureza y santidad aquí, cumpliendo con lo que ha sido revelado. TM 453.3

El camino al cielo ha sido abierto a un costo infinito que han pagado el Padre y el Hijo. ¿Estamos avanzando individualmente por ese camino, cumpliendo con las condiciones? ¿Estáis vosotros en el camino? ¿Estáis siguiendo al Guía, la Luz de la vida? TM 453.4

¿Predestinados para qué?

Hallamos una sola predestinación en la Palabra de Dios, de individuos y de un pueblo, a saber, que el hombre está predestinado a ser salvo. Muchos han mirado hacia el final, pensando que estaban seguramente predestinados para gozar de la bienaventuranza celestial; pero ésta no es la predestinación que revela la Biblia. El hombre está predestinado a ocuparse en su propia salvación con temor y temblor. Está predestinado a ponerse la armadura, para pelear la buena batalla de la fe. Está predestinado a usar los medios que Dios ha puesto a su alcance a fin de combatir contra toda mala concupiscencia mientras Satanás está jugando el juego de la vida por su alma. Está predestinado a velar y orar, para escudriñar las Escrituras, para evitar caer en la tentación. Está predestinado para tener fe constantemente. Está predestinado a ser obediente a toda palabra que sale de la boca de Dios, para que pueda ser no sólo oidor, sino hacedor de la Palabra. Esta es la predestinación bíblica. TM 453.5

Debido a que se ha concedido gran luz, debido a que los hombres, como los príncipes de Israel, han ascendido al monte y han disfrutado del privilegio de la comunión con Dios y se les ha permitido morar a la luz de su gloria, es un engaño fatal el que estas personas así favorecidas piensen que después pueden pecar y corromper sus caminos delante de Dios y seguir actuando como si hicieran su voluntad, como si él no tomara en cuenta sus pecados porque han sido tan honrados por el Señor. La gran luz y los privilegios concedidos exigen frutos de virtud y santidad correspondientes con la luz que les fue dada. Todo lo que sea menos que esto, Dios no lo aceptará. TM 454.1

Pero estas grandes manifestaciones de Dios nunca debieran arrullar al hombre en una falsa seguridad e inducirlo al descuido. Nunca debieran abrir la puerta al sensualismo o inducir a los que las hayan recibido a creer que Dios no será exigente con ellos porque él necesita de la habilidad y el conocimiento de ellos para realizar una parte en la gran obra. Todas estas ventajas son sus medios para inspirar ardor en el espíritu, fervor en el esfuerzo y exactitud en la realización de su santa voluntad. TM 454.2

Vosotros, hermanos míos, os cruzáis de brazos y os dejáis arrastrar hacia el mal proceder, y todavía esperáis que Dios obre un milagro para cambiar vuestros caracteres y obligaros a ser puros y santos. ¿Os expondréis anhelosamente a la tentación, esperando que Dios fuerce vuestra mente y vuestras inclinaciones para que no os corrompáis? ¿Llevaréis la víbora a vuestro seno, esperando que Dios la hechice de manera que no os envenene con su mordedura mortífera? ¿Beberéis veneno esperando que Dios proporcione un antídoto? TM 455.1

Sed hombres de Dios

Aunque, bajo la dirección divina, hemos de usar los medios para salvar nuestra propia alma, no debemos depender solamente de lo que podemos hacer nosotros, pensando que podremos salvarnos a nosotros mismos. Aunque debemos trabajar con el corazón y el alma y las fuerzas, debemos hacerlo todo en Jesús y por medio de él. Pero la verdad tal como es en Jesús debe entrar en el corazón y en la vida, debe ser llevada a hogar y a la iglesia. Dios usará sus canales para que por ellos fluya su gracia. TM 455.2

¡Ojalá que mis hermanos sean hombres de acuerdo con la acepción divina de la palabra y ocupen su lugar en la gran trama de la humanidad, dándose cuenta de que son parte del gran todo de Dios en la creación, en la redención! Solamente sed hombres, y ya estaréis progresando decididamente para ser cristianos. TM 455.3

Se han provisto los medios, y nadie tendrá ninguna excusa para el pecado. Si dejáis de vencer, hay razones para que esto ocurra. No queréis obedecer la verdad revelada de Dios; no queréis orar; no queréis luchar; no queréis guerrear contra los malos hábitos y los pensamientos impíos. ¿Sois vosotros más fuertes que Dios? ¿Podéis contender con el Eterno? ¿Os atrevéis a hacerlo? Si no estáis a cubierto de los juicios de Dios, a cubierto de su venganza, no sigáis más en vuestros malos caminos. Levantaos y tomad posición en contra de Satanás. Haced algo, y hacedlo ahora. Arrepentíos ahora, confesad vuestros pecados, abandonadlos. Un día de fuego y de tormenta está a punto de estallar sobre nuestro mundo. Conformad vuestra vida con las sencillas prescripciones de la Palabra de Dios. Buscad la ayuda del Espíritu de Dios orando y velando, y saldréis más que vencedores por medio de Aquel que os ha amado. Leed 1 Juan 4:10.* TM 455.4