Testimonios para los Ministros
Mensajeros de Dios
El Señor quiere que su pueblo se aparte de todo lo que no esté de acuerdo con las Escrituras con respecto al ministerio. Los hombres llamados al ministerio no deben ser convertidos en ídolos, no debe mirárselos con reverencia supersticiosa; y no debe considerarse que, debido al poder que les otorga su investidura, el pecado en ellos pierde su carácter ofensivo. Su mismo oficio hace que el pecado en ellos sea más excesivamente pecaminoso, pues al cometer pecado se convierten en ministros del pecado, agentes de Satanás, por medio de los cuales éste puede trabajar con éxito para perpetuar el pecado. TM 404.1
Todos deben tener en cuenta que Satanás dirige esfuerzos especiales contra el ministerio. El sabe que el ministerio es tan sólo un instrumento humano que no posee gracia o santidad inherentes. Sabe que es un medio que Dios ha ordenado para que fuera poderoso en la salvación de las almas y que es eficiente sólo cuando Dios, el Espíritu eterno, lo hace así. Sabe que el tesoro del Evangelio está en vasos de barro, que es solamente el poder de Dios el que puede hacerlos vasos de honra. Ellos pueden cultivar la viña; un Pablo puede plantar y un Apolos regar, pero sólo Dios puede dar el crecimiento. TM 404.2
Dios nunca ha dejado a su iglesia sin testimonio. En todas las escenas de prueba, de oposición y persecución en medio de las tinieblas morales por las cuales pasó la iglesia, él ha tenido hombres para la oportunidad, que han estado preparados para asumir su obra en diferentes etapas y hacerla avanzar hacia adelante y hacia arriba. Por medio de los patriarcas y de los profetas reveló su verdad a su pueblo. Cristo era el maestro de su pueblo de antaño tan ciertamente como lo fue cuando vino al mundo, vestido de los atavíos de la humanidad. Escondiendo su gloria tras la forma humana, a menudo apareció a su pueblo y habló con sus hijos “cara a cara, como habla cualquiera a su compañero”. El, su invisible Caudillo, estaba envuelto en la columna de fuego y de nube y hablaba a su pueblo por medio de Moisés. La voz de Dios se escuchó por medio de los profetas que había designado para una obra especial y para proclamar un mensaje especial. Los envió a repetir las mismas palabras una y otra vez. Tenía un mensaje preparado para ellos que no era según los caminos y la voluntad de los hombres, y lo puso en sus bocas e hizo que lo proclamaran. Les aseguró que el Espíritu Santo les daría palabras para que hablasen. Aquel que conocía el corazón les daría palabras con las cuales alcanzar a la gente. TM 404.3
El mensaje podría no agradar a aquellos a quienes era enviado. Ellos podrían no querer nada nuevo, sino desear continuar haciendo lo que hasta entonces habían hecho; pero el Señor los conmovía con reprensiones; reprochaba su conducta. Infundía nueva vida en los que estaban durmiendo en su puesto de deber, en los que no eran centinelas fieles. Les mostraba su responsabilidad, y que se los tendría por responsables de la seguridad del pueblo. Eran centinelas que no habían de dormir ni de día ni de noche. Habían de descubrir al enemigo, y dar la alarma al pueblo, para que cada uno estuviera en su puesto, a fin de que el enemigo vigilante no lograra la menor ventaja. TM 405.1
Responsabilidades de los atalayas de Dios
Y hoy en día el Señor declara a sus atalayas que si son infieles y no amonestan al pueblo que está en peligro, perecerán en sus pecados. “Su sangre—dice él—, yo la demandaré de tu mano”. Pero si sus mensajeros elevan su voz para reprender y amonestar, para hacer volver a los hombres de sus malos caminos, y esas almas no escuchan, el centinela está justificado; el que ofende a Dios perecerá en sus propios pecados; su sangre será sobre su propia alma. TM 406.1
Estos solemnes asuntos me son presentados en forma clara. Dios ha designado apóstoles, pastores, evangelistas, y maestros a fin de perfeccionar a los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe. Dios declara a su pueblo: “Y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”. Debe haber un progreso constante. Paso a paso sus seguidores deben hacer sendas derechas para sus pies, para que lo cojo no se salga del camino. Los que quisieran trabajar para Dios deben actuar inteligentemente para superar sus propias deficiencias y glorificar al Señor Dios de Israel estando en la luz, trabajando en la luz del Sol de justicia. Así llevarán a la iglesia hacia adelante, hacia arriba y hacia el cielo, haciendo que su separación del mundo sea cada vez más y más nítida. TM 406.2
A medida que asemejen su carácter al del Modelo divino, los hombres no se preocuparán de su propia dignidad personal. Con un interes celoso, vigilante, lleno de amor y consagrado, cuidarán los santos intereses de la iglesia del mal que amenaza enturbiar y oscurecer la gloria que Dios se propone que brille a través de ella. Velarán porque en la iglesia no se le dé lugar o aprobación a los artificios de Satanás favoreciendo las actitudes de los que buscan faltas, los chismes, la maledicencia y el acusar a los hermanos, pues esas cosas la debilitarían y la derribarían. TM 406.3
Nunca llegará el tiempo, en la historia de la iglesia, cuando el obrero de Dios pueda cruzarse de brazos y estarse cómodo, diciendo: “Todo es paz y seguridad”. Entonces sobreviene destrucción repentina. Todas las cosas pueden estar avanzando en medio de una prosperidad aparente; pero Satanás está siempre alerta y estudia y consulta con sus ángeles malos otra forma de ataque por la cual pueda tener éxito. El conflicto aumentará en intensidad por parte de Satanás, porque está movido por un poder de abajo. A medida que la obra del pueblo de Dios avance con energía santificada e irresistible, implantando el estandarte de la justicia de Cristo en la iglesia, movida por un poder que procede del trono de Dios, el gran conflicto aumentará en intensidad y será cada vez más decidido. Una mente se opondrá a otra mente, unos planes a otros planes, los principios de origen celestial a los principios de Satanás. La verdad en sus diferentes aspectos estará en conflicto con el error en sus formas siempre cambiantes y crecientes mediante las que, si fuere posible, se engañará a los mismos escogidos. TM 407.1
Una obra ferviente
Nuestra obra debe ser ferviente. No hemos de luchar como quien hiere al aire. El ministerio, el púlpito y la prensa demandan hombres como Caleb, que actúen y sean valientes, hombres que tengan agudeza para distinguir la verdad del error, cuyos oídos estén consagrados para escuchar las palabras del Vigilante fiel. Y el Espíritu que procede del trono de Dios se hará sentir sobre un cristianismo degenerado, sobre un mundo corrompido, listo para ser consumido por los juicios largamente postergados de un Dios ofendido. TM 407.2
Odio hacia la reprensión
Existe ahora el peligro de que los hombres pierdan de vista las importantes verdades para este tiempo y de que busquen cosas nuevas, extrañas y fascinadoras. Muchos, cuando son reprobados por el Espíritu de Dios por medio de sus agentes señalados, rechazan la corrección y se desarrolla en sus corazones una raíz de amargura contra los siervos de Dios que llevan responsabilidades pesadas y desagradables. Hay hombres que enseñan la verdad pero que no están perfeccionando sus caminos delante de Dios, que tratan de ocultar sus apostasías y alejan a la gente de Dios. No tienen valor moral para hacer las cosas que los beneficiarían especialmente. No ven necesidad de reformarse, y así rechazan las palabras del Señor y odian al que los reprende en la puerta. TM 408.1
Esta misma negativa a prestar oídos a las amonestaciones que el Señor envía, le da a Satanás todas las ventajas para hacer de ellos los peores enemigos de los que les han dicho la verdad. Llegan a calumniar a aquellos que les han traído el mensaje del Señor. TM 408.2
El hombre que rechaza la Palabra del Señor, que trata de imponer su propio camino y voluntad, despedaza al mensajero y al mensaje que Dios envía para revelarle su pecado. Sus propias inclinaciones han ejercido influencia sobre su conducta, y se ha confirmado en el error. La regla divina es: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”. Pero él no quiere hacer esto. Cual es el pensamiento de un hombre, tal es él. De adentro, del corazón, proceden los malos pensamientos inspirados por Satanás. Comienza a argumentar acerca de tecnicismos y procedimientos. El espíritu de Satanás lo une con el enemigo para presentar una palabra de crítica sobre asuntos poco importantes. La verdad llega a ser cada vez de menos valor para él. Se convierte en acusador de sus hermanos, etc., y cambia de dirigente. El mundo exterior pesa mas para él que el diluvio de luz que Dios ha derramado sobre el mundo en los mensajes que él mismo dio y en los cuales una vez se gozó. TM 408.3
¡Oh, cuántas cosas han pasado desde que se llenó de odio contra Dios porque le fueron presentados los peligros y errores en que estaba! Permitió que pensamientos impíos se fortalecieran y prevalecieran porque, día tras día, no comió la carne ni bebió la sangre del Hijo de Dios, porque no llegó a ser participante de la naturaleza divina. Las cosas que salen de adentro contaminan al hombre. ¡Cuán corrupta debe ser entonces la fuente de la cual estos males han surgido! TM 409.1
La decisión fatal
Ministros no santificados se están alistando en contra de Dios. Están alabando a Cristo y al dios de este mundo al mismo tiempo. Mientras profesan recibir a Jesús, abrazan a Barrabás, y por sus acciones dicen: “No a éste, sino a Barrabás”. Presten atención todos los que leen estas líneas. Satanás se ha jactado de lo que él puede hacer. Quiere destruir la unidad que debe existir en la iglesia y por la cual oró Cristo. Dice: “Saldré y seré un espíritu mentiroso para engañar a los que pueda, para criticar, para condenar, para calumniar”. Albergue al engañador y al testigo falso una iglesia que ha tenido gran luz, gran evidencia, y esa iglesia desechará el mensaje que el Señor ha enviado y recibirá los más irrazonables asertos, falsas suposiciones y falsas teorías. Satanás se ríe de la insensatez de ellos porque él sabe cuál es la verdad. TM 409.2
Muchos ocuparán nuestros púlpitos sosteniendo en las manos la antorcha de la falsa profecía encendida por la infernal tea satánica. Si se albergan dudas e incredulidad, los ministros fieles serán retirados de entre aquellos que creen saber tanto. “¡Oh, si también tú conocieses—dijo Cristo—a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos”. TM 409.3
La luz de la verdad
Sin embargo, el fundamento de Dios está firme. El Señor conoce a los que son suyos. El ministro santificado no debe tener engaño en su boca. Debe ser abierto como el día, libre de toda mancha de mal. Un ministerio y una prensa santificados serán un poder para hacer brillar la luz de la verdad en esta generación adversa. Luz, hermanos, necesitamos más luz. Tocad trompeta en Sion; dad alarma en el monte santo. Reunid a la hueste del Señor, con corazones santificados, para que escuchen lo que el Señor tiene que decir a su pueblo; porque él tiene más luz para todos los que quieran oír. Sean armados y equipados, y vengan a la batalla en auxilio de Jehová contra los fuertes. Dios mismo obrará en favor de Israel. Toda lengua mentirosa será silenciada. Manos de ángeles desbaratarán los designios engañosos que se están trazando. Los baluartes de Satanás nunca triunfarán. La victoria acompañará al mensaje del tercer ángel. Así como el Capitán de la hueste del Señor derribó los muros de Jericó, el pueblo que guarda los mandamientos del Señor triunfará y todos los elementos opositores serán derrotados. No se queje nadie de los siervos de Dios que han ido a ellos con un mensaje enviado del cielo. No sigáis buscando defectos en ellos, diciendo: “Son demasiado incisivos; hablan con demasiada energía”. Quizá estén hablando con mucha fuerza; ¿acaso no es necesario hacerlo? Dios hará que retiñan los oídos de los oyentes si no escuchan su voz o su mensaje. El denunciará a los que resistan la Palabra de Dios. TM 410.1
Hombres para la oportunidad
Satanás ha tomado todas las medidas posibles para evitar que se produzca algo entre nosotros, como pueblo, que nos reprenda, nos reproche y nos exhorte a dejar a un lado nuestros errores. Pero hay un pueblo que llevará el arca de Dios. Algunos que no querrán seguir llevando el arca saldrán de entre nosotros. Pero éstos no podrán levantar vallas para obstruir la verdad; ésta irá hacia adelante y hacia arriba hasta el fin. En lo pasado Dios ha suscitado a hombres, y él todavía tiene hombres para la oportunidad, que esperan listos para ejecutar sus órdenes: hombres que atravesarán las restricciones como si fueran paredes revocadas con mezcla sin fraguar. Cuando Dios pone su Espíritu en los hombres, éstos obran. Proclamarán la Palabra del Señor; elevarán su voz como trompeta. La verdad no será disminuida ni perderá su poder en sus manos. Mostrarán al pueblo sus transgresiones y a la casa de Jacob sus pecados. TM 411.1
La violenta obra de Satanás
El conflicto crecerá en violencia. Satanás aparecerá en el campo de batalla y se hará pasar por el Cristo. Tergiversará, aplicará torcidamente y pervertirá todas las cosas que pueda para engañar, si fuera posible, aun a los escogidos. Ha habido y continuará habiendo familias enteras que una vez se regocijaron en la verdad, pero que perderán la fe a causa de las calumnias y las falsedades que les fueron llevadas con respecto a aquellos a quienes han amado y con quienes conversaron agradablemente. Abrieron su corazón a la siembra de la cizaña; ésta creció en medio del trigo; se fortaleció; la mies de trigo decreció más y más y la preciosa verdad perdió su poder para ellos. Por un tiempo acompañó sus nuevas teorías un falso celo que endureció su corazón contra los defensores de la verdad, como hicieron los judíos contra Cristo. TM 411.2
Enfervorizados por Satanás, algunos conservan por un tiempo la apariencia de hombres de condición floreciente; pero sólo por breve tiempo. Satanás los lleva tan lejos que afrentan al Espíritu de Dios. Se extienden como laurel verde. El Señor los tolera por un tiempo. Les permite manifestar su envidia y su odio contra el pueblo de Dios, así como le permitió a Satanás desarrollar su carácter para que pudiera presentarse ante el universo del cielo, ante los mundos no caídos y ante el mundo caído con sus verdaderos atributos, como engañador, acusador de los hermanos, asesino de corazón. TM 412.1
Levantad barreras contra el enemigo
Muchos que ahora pretenden creer la verdad, pero que no tienen fundamento, se unirán al partido de Satanás. Los que no han estado del lado de Dios en este conflicto serán piedra de tropiezo para los que han obtenido una experiencia viva para sí mismos. Empéñese todo ministro, en lugar de criticar y levantar objeciones, en lugar de dudar y oponerse, en levantar barrera, si existe la menor posibilidad de hacerlo, contra los astutos enemigos. En lugar de pelear contra los que el Señor ha enviado para salvarlos, oren los hijos de Dios ferviente y continuamente por el poder de la gracia de Dios, rogando que sea el Príncipe del ejército de Jehová quien pelee. En vez de juzgar a los hombres que Dios ha aceptado a su servicio, oren de día y de noche para que el Señor envíe más obreros a su viña. Ministros, no deshonréis a vuestro Dios ni contristéis su Santo Espíritu criticando los métodos y los procedimientos de los hombres que él eligió. Dios conoce el carácter. El ve el temperamento de los hombres que ha escogido. Sabe que sólo hombres fervientes, firmes, decididos, de carácter enérgico, comprenderán la importancia vital de esta obra, y pondrán tal firmeza y decisión en sus testimonios que quebrantarán las barreras de Satanás. TM 412.2
Dios da a los hombres consejo y reprensión para su bien. El ha enviado su mensaje, diciéndoles lo que se necesitaba para el tiempo: 1897. ¿Aceptasteis el mensaje? ¿Prestasteis oídos a la exhortación? El os dio la oportunidad de que acudierais armados y equipados en auxilio de Jehová. Y habiendo hecho todo, os pidió que os presentarais. Pero ¿os preparasteis? ¿Dijisteis: “Heme aquí, envíame a mí”? Os sentasteis tranquilos y no hicisteis nada. Permitisteis que la Palabra del Señor cayera al suelo desatendida; y ahora el Señor ha tomado a hombres que eran muchachos cuando vosotros estabais al frente de la batalla y les ha dado el mensaje y la obra en que vosotros no os empeñasteis. ¿Seréis piedras de tropiezo para ellos? ¿Criticaréis? ¿Diréis: “Están desorbitados”? Sin embargo, vosotros no ocupasteis el lugar que ahora ellos son llamados a ocupar. TM 413.1
Oh, ¿por qué tienen que ser obstáculo los hombres cuando podrían ser una ayuda? ¿Por qué frenan las ruedas cuando podrían empujar con señalado éxito? ¿Por qué despojan su propia alma del bien y privan a otros de la bendición que podría haber venido por su intermedio? Estas personas que han rechazado la luz permanecerán en la aridez como desiertos donde no fluyen aguas refrescantes y sanadoras. y su ministerio carecerá de humedad como las colinas de Gilboa, donde no había rocío ni lluvia. No están revestidos de la unción divina y no son portadores de ninguna bendición para los demás. Ellos podrían humillar sus corazones, confesar sus errores y librarse de las garras de Satanás. Podrían romper las cadenas que han forjado la educación, el prejuicio o los hábitos. Si tan sólo buscaran a Dios con espíritu de arrepentimiento, lo encontrarían. No impondrían entonces su propia voluntad sino que irían adonde los conduzca el Espíritu del Señor, serían guiados por él. TM 413.2
Juntad las luces
La purificación y la limpieza pasarán seguramente por cada una de las iglesias de nuestro país que han tenido grandes oportunidades y privilegios, y los han despreciado. Lo que necesitan no es más evidencia. Necesitan corazones puros y santificados para reunir y retener toda la luz que Dios ha dado, y entonces andarán en esa luz. TM 414.1
No necesitamos decir: “Los peligros de los últimos dían pronto han de venir sobre nosotros”. Ya han venido. Necesitamos ahora la espada del Señor para que corte el alma y los tuétanos de las concupiscencias, los apetitos y las pasiones carnales. Ojalá que penetre hasta partir en mucho mayor grado de lo que hasta ahora lo ha hecho. Ojalá que todos los orgullosos sean abatidos. Ojalá que los que están carnalmente seguros sean desviados del refugio de mentiras con el cual han tratado de engañar al pueblo de Dios. Quiera Dios que esa espada corte y separe su justicia propia y abra los ojos de los ciegos para que vean que no están sanos a la vista de Dios. TM 414.2
Me dirijo al pueblo de Dios que hoy retiene firme su confianza, que no se apartará de la fe que ha sido una vez dada a los santos, que está de pie en medio de las tinieblas morales de estos días de corrupción. La palabra del Señor a vosotros es ésta: “Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo”. ¿No podemos ver aquí el amor paternal de Dios expresado hacia aquellos que se mantienen aferrados a la fe en la justicia? Existe la más estrecha relación entre Dios y su pueblo. No solamente somos objeto de su misericordia llena de gracia, de su amor perdonador; somos más que esto. El Señor se regocija sobre su pueblo. El se deleita en sus hijos. El es su seguridad. Hermoseará con el espíritu de santidad a todos los que le sirven con corazón íntegro. Los reviste de justicia. Ama a los que hacen su voluntad, los que expresan su imagen. Todos los que son veraces y fieles se conforman a la imagen de su Hijo. En su boca no ha sido hallado engaño, porque son sin falta delante del trono de Dios.* TM 414.3