Recibiréis Poder

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La victoria produce gozo en el cielo, 14 de diciembre

Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. Lucas 15:7. RP 359.1

Los instrumentos satánicos siempre están luchando para dominar la mente humana. No obstante, los ángeles de Dios están constantemente en acción, fortaleciendo las manos débiles y dando vigor a las rodillas paralizadas de todos los que acuden a Dios en busca de ayuda. La promesa a cada hijo de Dios es: “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Mateo 7:8. RP 359.2

El Señor ha tenido siempre hombres y mujeres de corazón íntegro, que han hecho con él un pacto con sacrificio, que no se han apartado de su integridad, que se han mantenido en el mundo sin mancha y han sido conducidos por la Luz de la vida para destruir los propósitos del astuto enemigo. ¿Harán los seres humanos su parte en resistir al diablo? Si la hacen, él seguramente huirá de ellos. Los ángeles, que están dispuestos a hacer por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos, esperan nuestra cooperación. Aguardan a que respondamos a la atracción de Cristo. Acerquémonos a Dios y el uno al otro. Es mediante nuestros deseos, nuestras oraciones silenciosas y nuestra resistencia a los instrumentos satánicos como ponemos nuestra voluntad de parte de la de Dios. Mientras tengamos el deseo de resistir al diablo y de orar sinceramente, diciendo: “Líbrame de la tentación”, tendremos fortaleza para el día. RP 359.3

La obra de los ángeles consiste en acercarse a los probados, tentados y sufrientes. Trabajan febril e incansablemente para salvar a los creyentes por los cuales Cristo murió. Cuando la gente aprecia esas ventajas, actúa en beneficio propio y, cuando pone su voluntad del lado de Cristo, los ángeles llevan al cielo las buenas nuevas. Al regresar a los atrios celestiales informan de su éxito con relación a las personas ministradas, produciendo gozo en medio de la hueste celestial.—The Review and Herald, 4 de julio de 1899. RP 359.4