Recibiréis Poder

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Procuremos una victoria diaria, 10 de diciembre

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 1 Corintios 9:24, 25. RP 355.1

¿Cuántos años hemos estado en el huerto del Señor? ¿De qué provecho hemos sido para el Maestro? ¿Cómo estamos afrontando el ojo escrutador de Dios? ¿Estamos creciendo en reverencia, amor, humildad y confianza en Dios? ¿Albergamos gratitud por todas sus misericordias? ¿Estamos procurando bendecir a los que nos rodean? ¿Manifestamos el espíritu de Jesús en nuestras familias? ¿Estamos enseñando su Palabra a nuestros hijos y contándoles las maravillosas obras de Dios? El cristiano debe representar a Jesús tanto por ser bueno como por hacer el bien. Entonces, la fragancia de la vida y la belleza de carácter revelarán que es un hijo de Dios, un heredero del cielo. RP 355.2

Hermanos, no seamos más siervos negligentes. Cada persona tiene que luchar contra sus inclinaciones. Cristo no vino para salvar a los hombres en sus pecados, sino de sus pecados. Ha hecho posible que poseamos un carácter santo; por tanto, no quedemos satisfechos con nuestros defectos y deformidades. Al buscar fervientemente la perfección del carácter, debemos recordar que la santificación no es obra de un momento sino de toda una vida. Pablo dijo: “Cada día muero”. Cotidianamente debemos obtener nuevos logros en la tarea de vencer. Cada día tenemos que resistir la tentación y ganar la victoria sobre el egoísmo en todas sus formas. RP 355.3

Día tras día debemos abrigar amor y humildad, y cultivar en nosotros mismos todas las excelencias de carácter que agradan a Dios y nos preparan para la bendita sociedad del cielo. Hay una promesa muy preciosa para todos los que tratan de realizar esta obra: “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”. Apocalipsis 3:5.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 181. RP 355.4